viernes, 5 de septiembre de 2014

POR TI SOY GAY, SENPAI - Capítulo 2 [Rin x Momo][Free!][Yaoi]

Después de poco más de un mes traigo la continuación de "Por ti soy gay, senpai". Lamento la demora pero ¡es increíble cómo haciendo nada no da tiempo de nada! jaja. Total, me puse las pilas y ya quedó; nuevamente prescindí del lemon, pero eso no significa que en el futuro no escriba algo hard de esta pareja. Sin más por el momento, espero sea de su agrado :D


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—¿¡Cómo se te ocurre decirle al capitán Mikoshiba, Momo!?

—¿Qué tiene de malo? –preguntó el pequeño pelirrojo sentándose de piernas cruzadas en el suelo y frunciendo la boca disgustado por la actitud de su senpai.

—Arrrgh, y todavía preguntas –masculló Rin, llevándose una mano a la frente en señal de exasperación.

No es que tuviera algo de malo el hacer conocida su relación, era más bien que el capitán Mikoshiba tenía una ligera tendencia sobreprotectora hacia su lindo hermanito Momotarou; y Rin definitivamente no quería vérselas difíciles con él. Sabía bien lo intimidante que podía ser cuando se lo proponía. Además, ése “Matsuoka, tenemos que hablar”, no era muy reconfortante. Los nervios lo devoraban, se sentía como el novio que va a pedir la mano de su pareja. ¿Qué se suponía que debía decirle si le preguntaba cuáles eran sus intenciones para con Momo?: “Me gusta, y nos entendemos, queremos ver cómo funciona algo entre nosotros”, ¡no, definitivamente no! Mikoshiba podría interpretarlo como que no iba en serio con su hermanito, ¡pero es que tampoco quería sonar muy formal! Apenas estaban saliendo. De que sí, Momo le gustaba cada vez más; que en el tiempo que llevaban juntos le había agarrado afecto; que en algún punto el aventurado “Sí, por qué no” se había convertido en un “Sí” hecho y derecho, no le cabía duda. Pero decirle “Voy en serio con él, no tienes de qué preocuparte” era traspasar una línea muy peligrosa; para empezar, le sonaba demasiado solemne, tanto que incluso temía pudiera desconcertar a Momo. Si bien, el chico fue quien le buscó y su determinación le había dado a entender que iba en serio, lo cierto era que no habían ahondado demasiado en el tema. Cuáles eran los alcances de su relación y qué grado de compromiso estaban dispuestos a asumir, eran cuestiones que permanecían en las sombras. Y para terminar, decir eso no era garantía de la aprobación del ex-capitán.

—No creí que te fuera a molestar tanto –reprochó el más joven de los Mikoshiba con tono enfadado desviando su rostro del lado contrario a su senpai, el cual permanecía de pie recargado de espaldas en la litera.

Momo simplemente no había podido contener su emoción. Se la pasaba hablando de Rin, de lo genial que era, de lo feliz que estaba de poder nadar con él, de que fuera su capitán, de lo bien que se la pasaban fuera de la escuela (porque aunque no le decía precisamente a Seijuurou que sus salidas eran en realidad citas, sí le contaba cuando iban al cine o a tomar un helado y demás). En una de tantas de dichas conversaciones el ex-capitán del equipo Samezuka le hizo la pregunta que rondaba por su cabeza desde hacía tiempo.

—Momotarou, ¿podría ser que te guste Matsuoka? –en un principio se había percatado de que Momo al igual que él había caído ante la lindura de Gou-kun. Sin embargo, al paso del tiempo las menciones admirativas hacia Gou fueron escaseando, mientras que aquellas hacia Rin aumentaron.

Momo confuso ante la pregunta no se resolvió de inmediato a confesarle que su senpai le traía colgando de un ala, no sabía bien con qué palabras dar forma al revoloteo que tenía lugar en él. En cambio comenzó a hacer unos sonidos guturales muy raros, pero que Mikoshiba conocía a la perfección, y sólo podían significar una cosa: no sabía cómo decirle que había acertado. “Respira profundo”, se dijo, para luego volver a dirigirse a su hermanito —¿Y Matsuoka lo sabe? –De tenerse frente a frente, Momo hubiese notado de inmediato el amenazador brillo en los ojos que su hermano mayor lucía, y éste a su vez, hubiese reparado en la cándida excitación que envolvía al pequeño pelirrojo.

—¡Claro que lo sabe! ¡Estamos saliendo! –la estridente voz que salía del auricular le golpeó con descomunal fuerza. Esas dos últimas palabras llenas de desbordante entusiasmo reverberaron implacables en su cabeza:

“¡Estamos saliendo!”

“¡Estamos saliendo!”

—Están saliendo… –pronunció, arrastrando las silabas.

—¡Sí! ¡Es asombroso! Un día después de prácticas me dije “no tiene caso esperar más, le diré que me gusta” y así esperé hasta que no hubiera nadie-

Sordo al eufórico parloteo de su hermano menor, le interrumpió anunciándole que debía colgar. No sabía los detalles y tampoco deseaba saberlos, pero ése Matsuoka le tendría que rendir cuentas cara a cara. Consciente de lo atolondrado que Momo llegaba a ser –pero inconsciente de su propio atolondramiento, como suele pasar–, era su deber velar por su bien y aunque sabía que Rin a pesar de sus arranques y su fijación por Nanase, era un buen chico, necesitaba cerciorarse de sus intenciones respecto a Momotarou. Sin demora buscó el número de su antiguo compañero de nado en su lista de contactos y le llamó.

—Matsuoka, tenemos que hablar –fue lo primero que salió de su boca tan pronto aquél atendió la llamada.

—¿Capitán Mikoshiba? ¿Qué sucede? –inquirió Rin, desorientado ante el tono severo del otro.

—Acabo de hablar con Momotarou y me ha contado lo de ustedes. Éste fin de semana te quiero en la estación cercana a Samezuka –y así, sin esperar confirmación colgó, dejándole en claro que se trataba de una orden irrevocable.

De ése modo fue que la pareja de pelirrojos llegó a iniciar la conversación relatada al principio.
Ya llevaban unas semanas saliendo; en un comienzo no todo marchó sobre ruedas. La comunicación entre ambos dejaba mucho que desear. Momo a menudo se encontraba como en su propio mundo, entendiéndose él solo, dejando a Rin con cara de “¿¡HA!?” gracias a su descuidada forma de decir las cosas o a sus intervenciones random que nada tenían que ver con lo que venían hablando. A pesar de sus torpezas; su desbordante entusiasmo, su compromiso y empeño, así como su naturalidad sin pizca alguna de afectación, hicieron que Rin, de carácter impaciente, se tomara su tiempo para asomarse a su mundo y encantarse con él. Seguía sin comprender muy bien lo que pasaba por esa cabecita liviana, pero no le apuraba hacerlo, quería irlo descubriendo poco a poco; tiempo tenían de sobra. Y es que ya consideraba a Momo una constante en su vida.
Por su parte, Momo tampoco entendía muy bien lo que pasaba por su cabecita o por su corazón, sólo estaba consciente de sentir un caos en su interior, un caos que lo revolvía todo de pies a cabeza con sólo pensar en su senpai, a veces sentía que el pecho le iba a estallar cuando le veía imponente frente al equipo dando direcciones. Y cuando se encontraban solos no cabía en sí de felicidad, tanto que sin darse cuenta hablaba sin ton ni son. Cuanto más tiempo pasaba con Rin, más cosas le gustaban de él. Era temperamental, pero también amable; parecía indiferente a muchas cosas pero se entregaba con gran dedicación a sus sueños y metas; podía aparentar frialdad a simple vista, pero su compañía, su contacto, su sonrisa y su mirar en realidad eran cálidos. Si bien las cosas todavía no marchaban sobre ruedas para ellos, se las arreglaban.

Tras un corto silencio, Rin, viendo el adorable puchero de su compañero, quien comenzaba a enfurruñarse con él, suavizó enseguida su ceño que antes permanecía fruncido de irritación.

—Momo –le llamó. En cuanto éste se volteó, un tanto renuente, hacia él, se acomodó de cuclillas a su lado y le plantó un tierno beso–, no estoy molesto. Sólo me tomó desprevenido lo de la entrevista con tu hermano– explicó.

—¿En serio? –insistió, con las mejillas tenuemente coloreadas de rosa y sin abandonar por completo el puchero. El beso de su senpai, aunque breve, le había acelerado su atrabancado corazón; pero no se contentaría tan fácilmente. ¿Cuál era el gran lío? Si bien no le gustaba que su hermano se entrometiera en su relación –no había necesidad, sabía lo que hacía– tampoco era para que Rin se lo tomara tan mal. La sospecha de si en verdad su senpai se estaba tomando lo suyo en serio surgió por primera vez.

—Es obvio –contestó mirándolo cariñosamente, y dejando entrever sus afilados dientes–, además tarde o temprano tendría que enterarse, no es algo que podamos mantener oculto eternamente –añadió alborotándole su naranjosa cabellera.

Los ojos del menor de los Mikoshiba centellearon de alegría. “Eternamente”, eso dijo. No era tan cabezota para tomarse literalmente la expresión, pero sabía que podía interpretarlo como un “estaremos juntos por mucho tiempo”, y eso era suficiente para quitarle lo enfurruñado y ponerlo más animado e hiperactivo de lo habitual.
—¡Rin-senpai! –exclamó aventándosele con todo su peso en un abrazo que le tumbó de espaldas sobre el suelo, y a Momo encima de él.

—¡Oi, Momo! —Rin no estaba muy seguro de qué era lo que había dicho para poner a su kouhai tan feliz, pero por ver esa sonrisa radiante y vivaracha como la que le mostró cuando alzó la cara en respuesta a su voz, lo volvería a decir. Sonriendo de vuelta, acarició su rostro con suavidad; era la primera vez que lo hacía, y el anterior sonrojo de Momo se reavivó. Le parecía que el tierno beso de hace unos momentos y la suave caricia de apenas eran su forma de decirle “me gustas tanto como yo a ti”, aunque a decir verdad, esos gestos se acercaban más a un “te quiero”, claro que dada la naturaleza del más joven de los dos pelirrojos, ése tipo de sutilezas se le escapan con facilidad–. Vamos, vayamos afuera, en cualquier momento puede volver Sousuke –apuntó Rin, alborotando una vez más la cabellera de Momo.

—¿A dónde vamos, Rin-senpai? –preguntó, poniéndose de pie con su habitual agilidad.

—Vamos a comer algo, yo invito –dijo, caminando hacia la puerta seguido de cerca por el otro, que emocionado decía:

—Waaa, ¿en serio? ¡Genial! Vamos por una hamburguesa de triple queso y unos tamagoyaki y luego vayamos por un helado de pudín de chocolate-

—Oi, piensa un poco en tu condición física.

—Peeeerooooooooo…

9 comentarios:

  1. KYAAAAH!!
    Cada vez me haces más fan de esta pareja, Suzu-chan! Ay, son geniales, de veras! Me encanta ese final tan de Momo y la ternurita de Rin *___* Adorables, en el sentido estricto de la palabra ¡dignos de adoración! Me encanta cómo los has manejado, en especial a Momo-kun <3
    Por otro lado, Mikoshiba ha sido total y absolutamente genial como hermano mayor!!
    De veras, amo este... long fic? Two shot? Lo que sea, lo amo masivamente y tampoco me molestaría recibir más *A* (los pelirrojos sensuales siempre son bien recibidos, ya sabes). Yo ahí lo dejo *pone ojitos*
    Att
    Cotic

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    1. Jijijij, ¡me alegra saber que compartimos sentimientos por ésta pareja!
      °(≧ω≦)°
      ¡No se podía esperar menos del buen Mikoshiba!
      ¡La verdad ni yo sé qué es! jajaja, pero seguiré escribiendo de ellos hasta que se me seque la inspiración :D

      ¡Un saludo y un abrazote, Cotic-chan!

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  2. Otro gran capitulo de esta gran pareja! *u*~! Haces una magia preciosa Suzumiya-sama! Me dejó encantada :3~ agradezco por otra hermosa continuación~! >w<

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    1. Waaa ¡¡¡Muchas gracias!!! ¡Me alegra que pienses eso! *^*

      <3

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    2. Ay ;-; las respuestas de Suzumiya-sama siempre tan lindas >w<~ me encantan tanto como sus fanfics~

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Respuestas
    1. Jajaja, yo también estoy esperando un poco de inspiración, tal vez necesito ver de nuevo Eternal Summer (bien sufrida yo xD), jiji.

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