En esta ocasión debo agradecer a un de mis lectoras en el foro de Corazón de melón por haberme dado un par de ideas para éste capítulo :)
Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.
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Soy
un testigo silencioso de amores que pude haber vivido yo. El gran ventanal del
primer piso que refleja vagamente mi taciturna figura me muestra vívidas
imágenes de risas y sonrojos. Veo también manos que se entrelazan y miradas que
se cruzan. E incluso desde la pequeña ventana de mi oficina he sido testigo de
sentimientos que florecen entre los arbustos del verde jardín que me regala su
fresca fragancia. Aquel chico de cabellos verdes que es casi ya parte del
instituto y que siempre está al pendiente de las plantas ahora parece tener una
segunda devoción que atender.
Escribía
mi reporte semanal de actividades cuando escuché gritos colándose por la
ventana, de inmediato me asomé a ver qué pasaba, como profesor de ésta
institución era mi deber velar por la paz y camaradería entre los estudiantes.
Al parecer mientras Dajan, el chico que también ya parecía parte del Sweet
Amoris por la frecuencia con que venía a practicar en el gimnasio, recolectaba
los balones de baloncesto que de algún modo siempre terminaban regados por todo
el instituto, había arruinado uno de los arbustos de flores que Jade tanto
cuidaba. Así fue como el peliverde perdió la compostura a pesar de siempre
llevar una acogedora sonrisa en el rostro. El joven de piel morena se había
exasperado por el insistente ‘dramatismo’ del otro. Ya se había disculpado y
sin embargo los reproches seguíanle llegando.