ENTRE GERANIOS Y VIOLETAS 2da. Pte. [Jade x Dajan][CDM][Yaoi]

Según yo iba a publicar la continuación de la 1ra. Pte. en unos días, pero fue un mes muy raro para mí y no pude (ni tuve el ánimo de) sentarme a escribir hasta apenas. Además de que típico: tienes una idea genial que después no te parece tan genial y terminas descartándola e ideando otra ¬n¬. Entonces éste capítulo lo hice y re-hice en mi mente un montón de veces hasta que dejé de saber si ya estaba bien o seguía tan mal como al principio D: jaja. Pero bueno, ya ustedes juzgarán que tan mal o buen desenlace le di ^^.

Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.

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—Tal vez sólo tiene miedo de comprometerse demasiado.

—¿Qué… quieres decir? —preguntó Violeta con una expresión de perfecta confusión.

—No estoy segura porque jamás le confesaría algo así a una desconocida pero si su meta es ser basquetbolista profesional y está tan concentrado en sus prácticas y demás es sólo lógico pensar que tarde o temprano los caminos de Jade y Dajan se escindirán por completo, ¿no? —Violeta todavía confusa asintió ligeramente— Entonces puede que inconscientemente esté tratando de evitar que la relación progrese y cortar por lo “sano”.

—Eso… es terrible… ¡tenemos que hacer algo, S…!

Gracias a Violeta y a mi imposibilidad para decir no, una vez más estaba haciéndola de intermediaria. Pero algo me decía que esta vez no sería tan fácil. Dajan no parecía ser un chico fácil de persuadir y a pesar de la determinación de mi pequeña amiga fujoshi, la verdad era que no teníamos ni la más remota idea de cómo reconciliarlos. Que ambas contáramos con nula experiencia en eso de los noviazgos tampoco ayudaba.

—Últimamente vienes muy seguido por aquí, ¿no te parece? —comentó Dajan tan pronto hizo una pausa para tomar agua.

—Jejeje, ¡sí, verdad! Es que… —era hora de poner en marcha el torpe plan que Violeta y yo habíamos ideado. Aunque era una injusticia que a mí me tocara lidiar con Dajan, cuyas reacciones a menudo me desconcertaban y a veces hasta intimidaban, no tuve más remedio que acceder. Ya había dado mi palabra a Violeta para ayudarla a hacerla de Celestina—. Verás… me he peleado con mi novio y no tengo a dónde más ir después de clase. Si voy a casa sólo me deprimo pensando en que tal vez no podamos arreglarnos.

El basquetbolista alzó una ceja como intentando decir “¿por qué me cuentas eso a mí?”. Y es que pertenecer al club de baloncesto y pasarme por ahí después de clases durante una semana sin falta no me convertía precisamente en su amiga. Las cortas conversaciones que había tenido con él de algún modo me habían dejado con la impresión de que no le caía muy bien que digamos. Por ello, creí que el plan se había ido al caño y estaba preparándome para hacer una retirada honorable cuando tomando una toalla facial para limpiarse el sudor del rostro y cuello se sentó a mi lado en las gradas. —Si quieres puedes hablar al respecto mientras me tomo un pequeño receso.

—Pues… —estaba que no me la creía, como si de un milagro se tratara. Mi oportunidad había llegado, supuse que el estar disgustado con Jade tenía que ver con que estuviera dispuesto a escuchar mi cuento— nuestros horarios no coinciden y él está esforzándose mucho para irse a estudiar al extranjero más adelante y de cierta forma eso está afectando nuestra relación más de lo que creíamos… —Dajan parecía imperturbable, como si no hubiera dado ni remotamente cerca del clavo. Si mi teoría era errónea entonces había desperdiciado la oportunidad de oro que tan inesperadamente se me presentó—. He pensado que quizá yo misma provoqué la discusión a propósito. Pensar en una posible separación futura me hace querer alejarme más temprano que tarde, antes de que me enamore más, sabes.

—¡Qué tontería! Deberías sólo disfrutar la relación y dejarte de preocupar por cosas que ni siquiera han pasado. —Su respuesta fue tan directa y fría que me quedé tiesa. Ahí fue cuando entendí que mi torpe hipótesis no sólo estaba equivocada sino que no era lógica, ¡lo lógico hubiera sido pensar que Dajan no se preocuparía por una bobería como esa!—. Suficiente descanso. —Y así, sin más continuó con sus prácticas. Había metido la pata y bien profundo, ¿cuándo iba a tener otra oportunidad de acercarme a Dajan así como hacia un momento? Me entraron ganas de darme un frentazo contra las gradas.

Sin más que hacer en el gimnasio me fui a mi casa. Menos mal que Violeta no es temperamental si no…

Al día siguiente fui al jardín en busca de mi amiga fujoshi para darle la mala nueva de mi hipótesis errada y mi estrategia fallida cuando escuché la ya familiar voz de Dajan.

—Toma. No sé mucho de semillas pero en el expendio me dijeron que no habría problema si éstas se cultivaban en un jardín.

—Gracias.

Lo más propio hubiese sido regresar mis pasos pero la curiosidad pudo más. Aun así, sólo me quedé lo suficiente para constatar que habían entablado el tan anhelado diálogo conciliatorio.

—Lamento haber explotado así el otro día, es sólo que me frustra lo mal que encajan nuestros horarios.

—A mí tampoco me hace feliz pero desquitarme contigo no arreglaría nada.

—¡Por eso me estoy disculpando!

—A decir verdad yo también tengo culpa. No debía alterarme tanto.

—Fuu… Me pregunto a dónde vamos a parar. Casi no nos vemos y cuando al fin lo conseguimos terminamos discutiendo.

—Bueno, nadie dijo que sería fácil. Después de todo así nos conocimos, ¿no?: discutiendo.

—Jeje, supongo que tienes razón.

Enseguida volví al Instituto aliviada de no tener que meter más mi narizota en asuntos que no eran de mi incumbencia y que estaban tan fuera de mi conocimiento empírico.

***

—¿En serio? —Preguntó Violeta tan pronto le conté lo que había oído—. Estoy muy feliz… creo que hacen una linda pareja… ¿no estás de acuerdo, S…?

—Am, sí, supongo… —Sinceramente no sabía si hacían buena pareja o no. Todo mundo siempre le dice a los demás: “Qué bonita pareja hacen”; pero, ¿qué es lo que hace que una pareja sea buena? ¿Que su apariencia combine? ¿Que se sienta buena vibra entre ellos? ¿Una mezcla de ambos? Tal vez sea un mero decir. Una de mis antiguas compañeras de clase cambiaba de novio como lo hacía de bragas y cada vez alguien le decía: “Pero qué mona pareja hacen”. Sé que a Violeta mientras sea chico x chico cualquier unión le viene bien, pero en cuanto a mí, aún no estoy muy segura de cuáles son mis criterios para juzgar quién hace buena pareja y quién no.

—¡Cómo me gustaría verlos… tomados de la mano…! —Exclamó con ojos soñadores— O… con un poco de suerte… sería lindo… si quizá… pudiese verlos… besarse… —añadió, poniéndose tan roja como un tomate y bajando su voz a un nivel casi infrasónico.

—¿A quiénes quieres ver besarse, pequeña Violeta? —preguntó Alexy, que no sé en qué momento había llegado a pararse justo a espaldas nuestras junto con Armin y que no sé cómo siempre se las apaña para descifrar las inaudibles palabras de Violeta.

Yo pegué un brinco en mi asiento y mi tímida amiga, de mil colores, apenas si pudo medio dar voz a un apenadísimo: —¡A-a nadie! —para después retacar su pequeña boca con su almuerzo y no despegar la vista de su comida durante el resto del descanso.

***

—Creo que… he visto algo indebido… —Murmuró Violeta días después de que todo el asunto Jade x Dajan hubiera quedado sepultado para mí—. Pero fue tan… waaa… —yo la miraba fijamente intentando descifrar sus palabras, tenía la ligera sospecha de que estaba relacionado con el Boy’s Love. Ése brillo en la mirada y ése refulgente rubor en sus habitualmente pálidas mejillas la delataba—. Es que fue… tan… que… no pude…

—A ver, vamos por partes. Porque así no te estoy entendiendo ni la O por lo redondo. ¿Qué viste que no debías que fue tan ‘waaa’? —le interrumpí. De por sí tenía problemas para expresarse con claridad cuando hablaba de cosas que le avergonzaban, pero si a ello le sumaba la agitación que parecía estar padeciendo con esos recuerdos tan ‘waaa’, su discurso se volvía totalmente incomprensible.

—A Jade… y… Dajan… en el jardín… besándose…

—¿¡Qué!? —Mi grito casi resonó por todo el pasillo. La tomé del brazo y la llevé a un aula vacía. No podíamos arriesgarnos a que alguien escuchara por accidente—. ¡Pero que arriesgados, ¿qué tal si alguien más los veía!? Mira que han corrido con suerte de que hayas sido tú y no otra persona.

—Es que ayer me quedé hasta muy tarde… estaba leyendo… a Cyrano de Bergerac en la biblioteca… y de pronto ya oscurecía… luego vi que en mi mochila faltaba… el peluche que siempre llevo conmigo… busqué por los pasillos… en las aulas también… entonces recordé que había estado en el jardín… dibujando… todo el receso… fui y lo vi a lo lejos… atorado entre los geranios… me acerqué… y… —El semblante de Violeta se encendió aún más, creí que ahí terminaría su relato, sin embargo, tomó aliento y continuó—. Vi dos siluetas conocidas… no pudieron verme porque… se estaban… b-besando… me quedé estática… nunca había visto un beso así… tan… apasionado… no en la vida real… ¡incluso el beso terminó por falta de aire!… yo también estaba sin aire… olvidé respirar de la emoción… antes de que me vieran… me eché al suelo… escuché como hablaban pero no distinguí sus palabras… alcé la vista y… por entre los rosales alcancé a ver que caminaban… en dirección al cobertizo… debí tomar mi peluche e irme… pero tenía mucha curiosidad… me acerqué y pegué mi oído al muro de madera… y e-escuché… respiraciones fuertes… voces ahogadas… no soporté más… busqué una rendija entre las tablas… cuando la hallé, miré y… sentí que me desmayaba… ambos tenían el pantalón hasta los tobillos… sus caras estaban teñidas de rosado… cada vez su respiración se agitaba más… y-y Jade estaba…

—¡Ya te entendí! ¡Ya te entendí! —Intervine, antes de que entrara en detalles. No pude evitar recordar aquella tarde en que encontré a Kentin y Wenka en el cuarto y superponer su imagen con la que Violeta intentaba describir. ¡Definitivamente no quería escuchar más! Mi mente estaba corriendo a mil por hora hacia terrenos peligrosos.

—No debí… mirar, ¿verdad?

—¡No! ¡No debiste! —al ver la expresión consternada de Violeta, respiré profundo e intenté calmarme—. No pongas esa cara que no te estoy regañando. Pero de verdad no debiste. Eso que ellos estaban haciendo es algo muy privado.

—Lo lamento.

—¡Pero no te disculpes conmigo que a mí no me has hecho nada! Tampoco te digo que vayas a disculparte con ellos, sólo guárdales el secreto y controla tu curiosidad un poco más la próxima vez. —La pequeña fujoshi asintió y con eso di por terminada nuestra pequeña plática. Si me hará caso de no volver a espiarlos o no, sólo ella lo sabe. Yo por mi parte, con eso doy por terminada mi participación en los amores de esos dos. Y claro, me hago una nota mental de nunca husmear en los dibujos de Violeta, sólo Dios sabe lo que pueda encontrar retratado allí.

Cap. 20 - El secreto de Castiel