Bueno como ya son más de 4:30 a.m. aquí dejaré mis desvarios y les presentaré el capítulo. ¡Espero sea de su agrado!
Oh! Pero antes les aviso que aunque no es un capítulo así super porno, sí tiene una escena subidita de tono y por eso lo he catalogado para mayores de 18 años, jeje.
Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.
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“¿Te gustaría pasar las vacaciones de invierno en mi
casa?”. Eso sí que me tomó por sorpresa. Hemos estado escribiéndonos y
llamándonos desde que el verano terminó, e incluso nos hemos dado el lujo de
decirnos cuán de menos nos hemos echado, pero invitarme a pasar las vacaciones
en su casa, con sus padres, no me lo esperaba. Después de lo que parecía haber
sido una muy larga separación, nos veríamos nuevamente. Volvería a contemplar aquellos
enigmáticos ojos borgoña siempre enmarcados por oscuros semicírculos –como que de
repente se me pega su estilo poético-. No pude evitar preguntarme cómo sería
reencontrarnos. No habíamos vuelto a hablar directamente de nuestros sentimientos,
de hacerlo creo que la distancia se habría vuelto dolorosa. ¡Pero qué cosas
digo! Esto de estar enamorado me había vuelto bastante cursi. A veces ni yo
mismo me creía mis sentimientos, se me figuraban una invención de mi divagada
mente pero al ver sobre la mesa una de sus cartas de perfecta caligrafía o, al
contestar el teléfono escuchar su voz, entonces ¡pum! sentía como un puñetazo
en el pecho que me decía que no eran invenciones mías ni nada. Respondí su
mensaje con un “Me encantaría J” y me senté frente a mi laptop para
abrir el buscador y teclear: “clima en Ucrania”. Hace un par de días me había
mencionado que las temperaturas comenzaban a descender, pero hasta qué grado no
me había dicho, el clima nunca es una conversación enganchadora entre los
jóvenes. Según una página las temperaturas en invierno variaban desde -8 °C
hasta 2°C, eso era muy frío, necesitaría ir bien abrigado.
El tiempo pasó inesperadamente rápido y ya me encontraba
yo en el aeropuerto recogiendo mis maletas y buscándolo entre toda esa multitud
de extraños que iban y venían o estaban allí para recibir a alguien también. No
demoré mucho en encontrarlo, llevaba su cabello suelto y un abrigo oscuro, su
expresión era tan sombría como la imagen que guardaba en mi memoria. Exhalé
ampliamente intentando calmar mis nervios y caminé hacia él. No tardó en verme
también y mostrarme una pequeña sonrisa que me ayudó a librarme del creciente nerviosismo
que me invadía a cada paso que daba. Y es que siempre me había valido de frases
prefabricadas y galanterías preestablecidas pero con él era diferente, con él
era yo 100% al natural, porque así nos habíamos conocido y así nos habíamos
enamorado.
—Me
da gusto que hayas venido.
Emprendimos
el recorrido hacia su casa. Afuera hacía mucho frío, me
alegré de haber empacado ropa abrigadora a pesar de que apenas si cerraban mis
maletas por lo bultosa que era, no soy una persona friolenta pero las calles
estaban cubiertas de nieve y lo más probable era que estuviéramos a varios grados
bajo cero.
Cuando llegamos a su casa lo primero que hizo fue
presentarme a sus padres, los cuales tenían la misma vibra estoica que él. Me
mostraron mi cuarto y me dejaron para que desempacara en lo que estaba lista la
cena. Al poco rato Dimitry apareció en la habitación ofreciéndose a ayudarme.
Sólo estaría un par de semanas de visita, sin embargo, nunca he sabido viajar
ligero, siempre termino llevando un montón de mudas y demás accesorios.
Durante la cena sus padres hicieron las preguntas de
rutina acerca de mi familia, y mi vida en general. Parecían ser buenas personas
aunque su actitud era tan distante como la de Dimitry antes de conocerle. Más
tarde mi tío llamó para agradecer por la invitación y la hospitalidad -con la ayuda
de Dimitry como traductor, claro-, aunque realmente creo que ése era deber de
mis padres pero bueno, a mi tío le encantan ése tipo de cosas así que supongo
que está bien.
Al día siguiente Dimitry me llevó a recorrer la ciudad,
parecía muy a gusto hablándome de la historia de los lugares y las
características arquitectónicas de los edificios. Creo que era la primera vez
que lo había escuchado hablar tanto. Yo sólo asentía o hacía alguna
interjección, la mayor parte del tiempo no tenía idea de lo que se refería,
nunca había prestado atención a ése tipo de cosas y mucho menos conocía ninguna
de las terminologías que utilizaba.
—Ya
debes de estar cansado de escucharme hablar de construcciones e historia —se
interrumpió de repente tomándome por sorpresa. Si bien no estaba cansado de
escucharlo sí comenzaba a sentirme confuso, era tanta la información que mi
cerebro trataba de procesar a un tiempo que probablemente mucha de ella se
había mezclado en sinsentidos ya.
—No,
no, es sólo que creo que nunca había intentado memorizar tanta información en
tan poco tiempo y es por eso que me quedo en silencio, bueno, aparte de que yo
no tengo ningún comentario valioso que agregar. —Admití sonriendo un tanto apenado—.
Pero no te preocupes, es agradable escucharte tan entusiasmado.
Dimitry
sonrió en respuesta y luego sugirió que por hoy era suficiente, tendríamos más
días para que me siguiera mostrando la ciudad, además ya era la hora de la
comida. Y así volvimos a su casa para almorzar con sus padres. Al parecer su
padre siempre volvía a casa para comer con ellos. A primera vista no parecían
ser una familia unida, con frecuencia los silencios reinaban en la mesa, sólo
podía escucharse el leve sonido de la cubertería alzándose entre la música de
fondo, que pese a la discreción con que era manejada se dejaba oír de cuando en
cuando, no obstante, el que su padre se tomara la molestia de ir y venir con
aquél clima sólo para compartir los alimentos con su esposa e hijo era de
reconocerse.
Habían
pasado ya 3 días desde mi llegada cuando ya muy entrada la noche me despertaron
unos toquidos en la puerta. Me levanté a abrir y me encontré a Dimitry en el
pasillo. Ya me había hablado antes de su terrible insomnio, había días en los
que dormía 2 o 3 horas a lo mucho, así que no me resultó tan extraña su visita
nocturna. Lo invité a pasar y él se disculpó por haber interrumpido mi sueño.
—No te preocupes por eso, siempre estoy feliz de verte, después de todo
llevábamos tanto tiempo sin vernos.
Hablábamos
suavemente para no despertar a sus padres. Cuando él hablaba yo le miraba
encantado por lo pálida que su piel lucía en la penumbra. Luego, por fin llegó
ése momento que había estado amenazando con presentarse desde que nos
reencontramos: ése momento en el que las ganas de matar la distancia y besarnos
se dispararon, pero sin saber ninguno ni cómo hacerlo. De algún modo la tenue
luz de la lámpara, que había empotrada en un rincón, le daba un toque de
peligrosa intimidad a la situación. Creo que el motivo por el cual ninguno de
los dos sabía cómo acercarse al otro era casi por miedo a comenzar algo que no
sabíamos dónde podría terminar. Estábamos sentados lado a lado en la alfombra
con nuestra espalda recargada en la cama, nuestros brazos se rozaban y tan sólo
la sensación de su piel contra la mía era suficiente para intranquilizarme –y probablemente
a él le pasara igual-. Haciendo caso omiso a nuestros impulsos continuamos
charlando hasta el amanecer. Luego Dimitry decidió irse a su habitación un
tanto avergonzado por haberme impuesto su insomnio; aunque no voy a mentir, sí
moría de sueño, valoraba más el tiempo a su lado que unas cuantas horas de sueño.
Cuando lo acompañé a la puerta del cuarto listo para marcharse, inconscientemente
me mojé los labios, dudoso de tomar la iniciativa y besarlo. Me aventuré a
llamar su nombre, no estaba seguro de que fuese a voltear hacia mí, bien podría
responder sin dejar de mirar al frente, sin embargo, sí lo hizo y nuestros ojos
se encontraron en la desvanecida oscuridad del amanecer por apenas unos
instantes antes de que me animara a besarlo. Sus labios cálidamente recibieron
los míos y nos despedimos por el momento.
Durante
el día continuamos recorriendo la ciudad y demás. Al caer la noche no pude
conseguir dormir. Pensamientos en torno a él se arremolinaban en mi cerebro. Supongo
que a eso se le llama estar enamorado: a pesar de haber pasado todo el día
juntos continuaba anhelando su compañía… y, también, tenía ganas de sentir sus
labios de nuevo. Unos cuantos roces “accidentales” entre nuestras manos fue
todo el contacto que habíamos tenido.
Después
de haber dado unas cuarenta vueltas en la cama intentando ponerme cómodo para poder
dormir, los mismos toquidos de la noche anterior sonaron en mi puerta. Sin mayor
retraso me levanté a abrirle. La mortecina luz de la lámpara no alcanzaba a
iluminarnos de lleno, dejándonos la tarea de imaginar algunas de las
expresiones más sutiles que eran imposibles de discernir en aquella acogedora
oscuridad –otra vez el estilo de expresión dimitriano-. Sin embargo, para lo
que sucedió después creo que demasiada luz hubiera estado de sobra.
Luego
de un rato de haber conversado los besos se dieron de manera natural; serenos y
acompasados, como él, al principio, y luego se volvieron impredecibles y
desordenados, como yo. Separamos nuestros labios y juntamos las frentes,
respirando un poco más rápido de lo habitual. En mi vida hubiera imaginado
ponerme así gracias a otro chico. El beso de la playa había sido tan, ¿cómo le
diría él?, etéreo, sí, creo que etéreo sería la palabra que él usaría. Había
sido tan etéreo, que a veces me parecía más bien un recuerdo soñado que un
recuerdo real. Pero el beso de la noche anterior había hecho revivir aquél
momento único en los pequeños vestidores y había disparado aquella chispa que
quería mantener apagada porque después a kilómetros de él, ¿qué iba yo a hacer?
—Quiero
sentirte…
Aquella
noche comenzamos a descubrirnos. Su mano rodeó y frotó mi pene haciendo crecer
mi erección, mientras la mía hacía lo mismo con el suyo. Nos estimulamos
mutuamente –con un poco de torpeza, cortesía de la timidez que tan de repente
salió de su escondite- entre las sombras de la habitación hasta que nuestras
manos se llenaron del fluido del otro. Horas después aún podía sentir la
calidez de su miembro en mi mano, de su mano en el mío, excitándome de nuevo y
deseando poder tocarnos otra vez. Tocarnos como la noche pasada y quizá, si él
también así lo deseaba, un poco más. Me cubrí la cabeza con la almohada en un
ataque de patético pudor. Nunca había deseado a alguien con tantas ganas ni
nunca me había sentido tan avergonzado de hacerlo. Allí, en la soledad del
cuarto de huéspedes, estaba yo, imaginando… ¡ni siquiera sabía lo que
imaginaba! Me imaginaba recorriendo lentamente el cuerpo de Dimitry con mis
labios y luego penetrándolo con suavidad hasta que su cuerpo se estremeciera admitiendo
dentro todo mi miembro, sólo para después imaginarnos al revés, yo recibiendo
su erección y temblando de placer entre sus brazos… Y ¿él qué? La verdad no
tenía ni idea de qué era lo que él imaginaba…
Decidí
darme un buen baño de agua fría para estar listo cuando fuera llamado a
desayunar y olvidar esas ideas por el momento.
Cuando la noche llegó después de un día, llamémosle ‘tranquilo’,
digo llamémosle porque era evidente que ninguno de los dos estaba en paz
forzados a atender las reglas del decoro después del gran avance que tuvimos la
noche anterior. Esperé impaciente su aparición en mi cuarto, estaba fuera de
discusión el que yo fuera al suyo, estaba demasiado cerca de la alcoba
principal y representaría un riesgo enorme hacerlo.
Finalmente llamó a la puerta como había hecho estas dos
noches y yo le hice pasar. Después de una trivial conversación –de esas que
generalmente tienen dos personas que se gustan y no se atreven a confesarlo- rompimos
la distancia. Un beso llevó a otro, un roce semi-accidental entre nuestras
lenguas dio entrada a un beso más profundo, a caricias más aventuradas. Cuando
menos nos dimos cuenta ya nos estábamos deshaciendo de la camisa del otro. Intercambiábamos
miradas de vez en cuando y aunque me habría gustado demasiado ser yo quien
tomara la posición dominante, en aquellos momentos no me importaba que no fuera
así, ya habría oportunidad después. Sólo quería estar con él y abandonarme a
ése extraño sentimiento que sólo él había sido capaz de despertar. ¿Qué más
daba si ambos éramos hombres? ¿Si kilómetros de distancia nos separaban? ¿Si no
le dábamos un nombre a esto que compartíamos? No tenía la menor importancia. Él,
yo y nuestros sentimientos era lo único importante.
Abrazados nos quedamos dormidos, felizmente entregados en
los brazos del otro, hasta el amanecer. El frío que se había colado entre las
sábanas los días anteriores, no se atrevió a entremeterse entre nosotros, sabía
que no era nada ante la calidez de nuestros cuerpos entrelazados.
Aquél encuentro se repitió varias veces más durante mi
visita. Con cada caricia, cada beso, más me convencía de lo insoportable que
sería volver a casa y no tenerlo cerca. ¿Cuántos meses habrían de pasar para
volver a sentir el calor de su aliento, de su cuerpo? Sólo me quedaría esperar
que el tiempo pasara pronto y nos reuniera otra vez.
El último día que estuve allí tomamos algunas fotos de
ambos, serían como la prueba de que estas vacaciones habían sido tan reales
como lo somos él y yo, serían como la promesa –sobreentendida- de volver a
reunirnos tan pronto como pudiéramos porque ya no había vuelta atrás. Estábamos
enamorados sin remedio.
Y a fin de cuentas, sabemos bien que la distancia no será
eterna.
Cap. 16 - Atrapado(s) entre las garras del amor
Cap. 16 - Atrapado(s) entre las garras del amor
DIOS MÍO QUE PORNOSO *-*
ResponderBorrarMe ha encantado, nunca se ma había ocurrido esta pareja y lo cierto es que quedan genial juntos, son adorables y pornosos a la vez. Y aprovecho para decirte que me he enamorado de ti, escribes como Dios *^*
Jijiji, me alegra muchisisisisímo que te guste esta exótica pareja que ha decir verdad nació del azar :D
Borrar¡Wow! ¡Mil gracias! ❤ Me halagas demasiado *//^//*
Awww que lindo *w* me gusta demaciado
ResponderBorrar¡¡Wiiii!! \(^o^)/
Borraryo antes de leer el capitulo: ¿quien sera uke, quien sera seme? ¡¿QUIEN SERA UKE Y QUIEN SERA SEME?!
ResponderBorraryo después del capitulo: O.O suke... IMPAKTADA. en serio es la primera pareja yaoi que conozco que resulta suke. GUSTA...
Jiji, la verdad es que me costaba trabajo asignar el rol de uke a uno de los dos, así que me dije "qué diablos! Suke será!" xP
BorrarYuju! Qué bueno que te gustara ^o^