1. Soy pésima para escribir historias largas y coherentes, me cuesta mucho trabajo llevar una continuidad en mis escritos, por eso generalmente escribo one-shots o historias cortas.
2. Moría de miedo de que nadie fuera a leerlo o ¡peor aún! que lo leyeran y les pareciera aburrido o ¡yo que sé! (mis escritos suelen ser muy confusos e incluso pesados, pero cuando de fanfics se trata, intento hacer mi escritura un poco más casual).
Sin embargo, mi segundo miedo fue disipado casi de inmediato, recibió muchas más visitas de las que esperaba y varios comentarios pidiendo una continuación, entonces decidí aceptar el reto que convertirlo en un fanfic de muchos capítulos simbolizaría y abracé la idea de serializarlo.
¿Para qué les cuento tanto rollo? Pues nada más por el simple hecho de que quiero expresarme xD
El fic estará constituido por etapas, la primera etapa será la de "presentación" de las parejas.
La segunda etapa será la de "consolidación".
Y la tercera etapa será la de "ruptura"... jajaja, naaah!! es bromis, no ps no sé todavía si habrá tercera etapa o que onda, pero las dos primeras sí son verídicas, jiji, así que no esperen mucha continuidad entre los capítulos. Al principio parecerá que tan pronto termino de unir a una pareja me olvido ya forever and ever de ella, sin embargo, en la segunda etapa volverán a aparecer todas, probablemente en orden aleatorio y no en el orden en que fueron presentadas. También otra cosa que quiero comentarles es que habrá varios cabos sueltos en algunos de los capítulos, no se preocupen, no crean que es porque me metí en un lío que luego no pude salvar y lo dejé al aire xD sino que es como mi punto de partida para la siguiente etapa en la cual los cabos serán atados y el fic tendrá un poco más de cohesión :D
Pero bueno, ya, no la haré más cansada y les dejaré el primer capítulo, ¡espero sea de su agrado! ^J^
Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.
[Advertencia: Contiene spoilers del capítulo 12 de CDM]
Sé que no soy una gran dibujante pero aun así quise hacerlo xD |
SECRETO EN
LOS VESTIDORES
“¡Esta
vez no te me escapas Lysandro!”, me dije con convicción
mientras
entraba sigilosa al vestidor de los chicos. Para evitar un penoso incidente
como el anterior donde en vez de encontrarme con el glorioso tatuaje de cierto
chico de ojos bicolor, me vine a encontrar con la magullada espalda del más
pesado del instituto, está ocasión me aseguré de que nadie más necesitara
mudarse de prendas. Tal y como la vez pasada, me escabullí dentro de un armario
y esperé la llegada del único al que le faltaba cambiarse el chándal. Comenzaba
a impacientarme de estar metida en ése angosto e incómodo espacio cuando al fin
escuché pisadas y supe de inmediato que era Lysandro el que se aproximaba; los
pasos seguros pero comedidos y fugaces no dejaban lugar a dudas de que se
trataba del albino. Desde las rendijas observé expectante a que el chico
entrara a mi rango de visión, y ¡voilà!, allí estaba él, desanudándose ceremoniosamente
la chamarra que llevaba alrededor de la cintura. Por un momento desee que fuera
más como su amigo Castiel, seguro el pelirrojo se arrancaba la ropa en un
santiamén… Espera, no, ¡no puede ser! ¡Castiel! Me había olvidado por
completo de él. Mientras espiaba quien entraba y salía, estaba tan absorta en
no perder de vista a nadie que al final fallé en notar que el sarcástico chico
no había asomado la nariz ni por un microsegundo. Seguro no tardaría en entrar
al cuarto para mudarse de ropa, y con su agudeza, la posibilidad de ser
descubierta se disparaba exorbitantemente. Había confiado en la naturaleza
despistada de Lysandro, pero ahora mi confianza se veía amenazada por Castiel.
Y
como si mis pensamientos lo hubieran conjurado, en menos de un parpadeo, allí
estaba el pelirrojo ya, a la entrada de los vestidores, con los ojos fijos en
su amigo.
—Castiel,
pensaba que ya te habías cambiado.
El
sardónico guitarrista dirigió una de sus típicas sonrisas irónicas a su amigo.
—He
tenido una idea fantástica —dijo mientras avanzaba hacia él.
—¿Qué
quieres decir? —preguntó evidentemente desorientado.
Castiel
amplió su sonrisa y tomando al albino por lo hombros, lo empujó firmemente
contra el casillero en el que me escondía. Di un pequeño brinco por el
sobresalto, “¿Qué pasa? ¿Por qué Castiel actúa tan raro?”, no lograba comprender
nada de lo que pasaba, y ahora tampoco veía nada más que una blanca cabellera
recargada sobre las rendijas por las que momentos antes había estado espiando.
El cuarto se quedó en silencio, ninguno de los dos hablaba ya, pero… no… el
cuarto no estaba en completo silencio, se escuchaba un sonido, un sonido
familiar que jamás en la vida hubiera imaginado que escucharía en el vestidor
de los chicos y mucho menos proviniendo de Castiel y Lysandro… era el sonido
que producen los labios al entrelazarse, el sonido producido por dos personas
besándose. Me cubrí la boca con ambas manos para evitar soltar un gritito de
sorpresa. “¡Y yo que únicamente venía a ver un tatuaje y he terminado
descubriendo un escándalo!”, me dije con impacto, embarazo y tribulación.
—Castiel,
¿qué haces? Alguien podría vernos. Estamos en el instituto y aún no acaban las
clases —exclamó Lysandro liberando su boca del arrebatado beso.
—¿Acaso
no es más excitante de esta forma? —Argumentó el osado pelirrojo— Además he
esperado en el patio hasta que todos han salido del gimnasio, no hay nadie en
los alrededores, estamos seguros.
Pude
ver la decidida mano del guitarrista deslizarse entre los blanquecinos cabellos
de su amigo, estrujándolos con fuerza y jalándolo hacia él para acallar
cualquier posible réplica con otro feroz beso. Supe que la distancia entre sus
cuerpos había desaparecido cuando escuché el característico ruido que la ropa
hace al frotarse con otras prendas. Su respiración comenzaba a ganar fuerza. Yo
me eché para atrás y cerré los ojos con firmeza, sintiendo cómo ardía mi rostro
ruborizado. “¿Estoy a punto de presenciar…?”
—¿Todavía
queda alguien en los vestidores? —llamó una voz que resonaba desde el gimnasio.
Era la voz de Boris, el nuevo profesor de Educación Física. Yo continué
cubriéndome la boca con determinación, sólo que en esa ocasión fue para evitar
soltar un respiro de alivio.
—Tsk.
Sí, Lysandro y yo faltamos de cambiarnos —gritó enfadado el pelirrojo.
—Dense
prisa. No tardan en llegar los del otro grupo.
—Demonios.
No contaba con que hubiera otra clase después de nosotros —acotó Castiel.
—Te
dije que era arriesgado estar aquí.
—Pero
ha valido la pena el riesgo. Pude saborear esa anticuada boca tuya —rebatió,
besándolo fugazmente antes de ir a su taquilla.
El
guitarrista se mudó el chándal en un abrir y cerrar de ojos. A diferencia del
albino que meticulosamente desdobló su ropa para evitar arrugarla antes de
siquiera comenzar a desvestirse. Para cuando Castiel estaba listo para salir de
la habitación, Lysandro apenas había terminado de ajustarse el pantalón y ahora
se acomodaba una especie de fajilla que usaba debajo de su camisa. Su ropa no
era diseñada para asemejar el estilo victoriano, ¡no!, era más bien una réplica
exacta de la ropa que se usaba en aquel entonces.
—El
día que termines de vestirte antes que yo, juro que dejo de fumar —comentó el
pelirrojo con ésa habitual actitud burlona suya.
Lysandro
sonrió parsimoniosamente como es su costumbre —Eso me gustaría verlo.
Castiel
recortó la distancia entre ambos, y para mi sorpresa, comenzó a acomodar
cuidadosamente las escarolas de la especie de corbata que usaba su compañero.
Una vez que terminó Lysandro de ajustarse su saco, intercambiaron una mirada
de complicidad y salieron juntos del vestidor, apagando las luces tras ellos.
Yo
salí del armario como alma que lleva el diablo y al fin descubrí mi boca que se
negaba a cerrarse. Así me mantuve por unos instantes, calculando el tiempo que
tardarían en alejarse del gimnasio. Cuando por fin salía hacia el patio, me
encontré con Castiel que se disponía a entrar de nuevo. Yo no pude evitar
ponerme toda roja y esquivar sus aguzados ojos grises.
—¿Y
ahora a ti qué te pasa?
—Na…
nada —respondí desviando la mirada. No podía verlo a la cara sin recordar lo
que había atestiguado hace apenas unos minutos.
—Estás
muy nerviosa… ¿qué hacías en el gimnasio? —inquirió sospechoso de mí.
—Yo…
buscaba… ¡buscaba al profesor! Pero no está, así que ya me voy —respondí
agitada y lista para alejarme de allí a la velocidad de la luz.
—Espera…
¿no habrás visto… —el corazón se me detuvo al escucharlo decir esas palabras,
“¿se habrá dado cuenta de que descubrí su relación?”— la libreta de Lysandro?
—mi corazón retomó su ritmo.
Notablemente
aliviada respondí que no y me fui de allí, llevando conmigo el breve vistazo
del tatuaje de Lysandro y la enorme convicción de no decirle a nadie, nunca, el
secreto en los vestidores que involuntariamente y sin imaginárselo siquiera,
Castiel y Lysandro compartían conmigo.
Dioooooos este one shot es genial. Me voy a por el segundo *¬*
ResponderBorrar*w* Gracias!!
BorrarMe encanto... :3
ResponderBorrarSigue asi *¬*
Saludos Cuidate! Besos :3
¡¡Muchas gracias!! :3
Borrar¡Saludos y un gran abrazo!