Bueno pues les dejo el capítulo, que ya viene siendo el 14, aunque insisto no tienen que leerse todos si no quieren, con que se hayan leído los primeros 3 le van a entender perfectamente a éste ^^
¡Espero les guste! :3
Disclaimer: Los
personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen
enteramente a su creadora ChiNoMiko.
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—¡Cómo se atreve ése
azulito a poner los ojos en mi propiedad! —farfullé furioso. Ése tío no la
disimulaba ni tantito. ¡Qué se pensaba!
¡Que estoy ciego o que estoy de adorno o qué!
—Te recuerdo que no soy
tu propiedad sino tu pareja lo cual es infinitamente distinto. Además estoy
sentado justo al lado tuyo, no hay razón para que hables de mí en tercera
persona —a veces me sorprendía de mi paciencia para con él. Andando por la vida
con esa estoica actitud suya corrigiéndome esto y aquello.
—Entonces preferirías que
hubiera dicho “¿cómo se atreve ése azulito a poner los ojos en ti, mi lindo
noviecito?” —le dije, tomándolo de la barbilla y acercando nuestras caras. Por
supuesto así como corregirme parecía ser su pasatiempo, el mío era molestarlo
en respuesta.
—Reformularé la frase
para ti: “¿Cómo es posible que Alexy se tome el atrevimiento de mirarte a ti,
mi pareja?”. Pero claro, considerando que él es ignorante de nuestra situación
sentimental tu queja pierde validez, además de que a mí no me parece que me
observe tan a menudo como dices —replicó liberando su mentón. Lysandro se
pasaba de denso, ¿en serio no se daba cuenta como se lo comía con los ojos?
—Vaya, vaya, pero si
hasta el nombre del tío ése te sabes, tal vez sí me equivoco preocupándome
tanto en a quien mira él cuando más bien debería preocuparme por a quien miras
tú.
—Eres imposible.
Pfff…
¡con qué cara me decía que soy imposible! Con esa inexpresividad suya si uno no
está acostumbrado entonces tiene que ser casi casi psíquico para diferenciar
sus silencios de ‘contemplación’ de aquellos de ‘enojo’ o ‘tristeza’ o
‘felicidad’.
Fu...
Y pensar que lo que comenzó como un juego terminó volviéndose tan serio como
para hacerme sulfurar el ver a otro tipo rondándolo.
El
día que todo empezó el ensayo estaba yendo fatal.
—¡Ya estoy harto! —Grité
después de intentar tocar algo decente por alrededor de dos horas. Claramente
no era mi día. Me tiré sobre el sofá y me eché los brazos sobre los ojos.
—Estamos a medio ensayo,
no es tiempo de tomar una siesta.
—Tú sigue ensayando.
—Exclamé molesto y dándome la vuelta para quedar de espaldas a él. Me había
puesto de mal humor y así ya no lograría nada. Lysandro soltó un suspiro y
continuó intentando dar con el tono indicado para la nueva canción. El efecto
relajante de su voz surtió efecto inmediato en mí y pronto me quedé dormido.
Después de un rato, mi vocalista me despertó para recordarme que teníamos que
ir al centro comercial a ver si ya habían llegado los amplificadores para los
que habíamos estado ahorrando. Al tipo que no olvida donde ha dejado la cabeza
porque la trae puesta a veces le funciona la memoria en el momento menos
indicado. Malhumorado por haber sido interrumpido durante mi sueño me puse mi
chaqueta y salimos del apartamento.
Aquello
que bien podría confundirse con un ente por su palidez cadavérica y su mirada
acusadora estaba de pie frente al edificio. —¡Lysandro! Pasaba por aquí y pensé
en detenerme unos momentos para ver si tenía la suerte de encontrarte. —Su fan
número 1, una chiquilla como de secundaria que siempre andaba de paso por donde
ensayábamos; el instituto; mi apartamento; la casa de él. Ya me tenía hasta la
coronilla—. ¿A dónde van ahorita?
—Al centro comercial,
necesitamos algunas cosas para la banda. —Contestó él.
—¿Puedo acompañarlos?
Tengo mucho tiempo libre.
Si
no le ponía un alto a la situación terminaríamos jalando a la tal Nina esa con
nosotros. Bien pude haberle dicho que se perdiera y nos dejara en paz, pero
pensé en jugarle una broma que la dejara tiesa. —No, no puedes, estamos en una
cita y no queremos estorbos. —dije pasando mi brazo sobre los hombros de
Lysandro, que se encontraba tan sorprendido como la chiquilla esa.
—Castiel, ¿de qué estás
hablando? —Intervino con su eternamente calmado tono de voz pero sin intentar
zafarse de mí.
—Es hora de que le
digamos la verdad a la pobrecilla Nina, ¿no crees? Siempre anda siguiéndote y
merece saber que está perdiendo su tiempo porque tú ya estás conmigo.
—¿Quieres… decir que…
ustedes… dos…? —Su cerebro parecía estar tardando una eternidad en digerirlo,
se puso blanca a tal extremo que poco le faltó para convertirse en muñeco de
nieve.
—See… pero ya nos has
entretenido demasiado, así que anda, circula que ya nos vamos también.
—Exclamé, dándome la media vuelta y jalando a Lysandro conmigo.
—¿Qué ha sido ése cuento
de que tú y yo estamos saliendo? —Lysandro continuaba volteando en dirección a
ella.
—¡Ya me tiene harto esa
tía! Si te quiere seguir es muy su gusto, pero que se venga a parar frente a mi
edificio y quiera pegársenos es otra cosa.
—Aun así creo que fuiste
demasiado lejos.
—Qué sorpresa, no sabía
que te gustara asaltar cunas.
—Eso no tiene gracia
alguna.
—¡Oh vaya! ¿He ofendido tu
delicada sensibilidad con mi comentario? —Respondí en son de burla apresurando
el paso— ¿Podrías darte prisa? No vaya a ser que se le pase el asombro y se
venga tras de ti.
Después
de ése episodio, tuvimos un periodo libre de Nina, sin embargo, al cabo de un
par de semanas ahí estaba de nuevo afuera de mi apartamento esperando por él.
—¿Qué, no te quedo claro
que tu presencia nos es non grata? —Lysandro se había quedado a media escalera
ayudando a una de mis vecinas a subir sus bolsas del mandado, yo decidí
adelantarme y esperarlo abajo.
—Lysandro ya me dijo que
fue una mala broma tuya. —Parecía que quería fulminarme con la mirada, cosa que
me causó demasiada gracia y me motivó a continuar con mi pequeña jugarreta. Si
no me había creído el otro día y fue a comprobarlo directamente de él, hoy le
daría su merecido.
—No me dejas más remedio…
—¿Qué quieres decir?
En
ése preciso momento Lysandro acababa de bajar las escaleras y saludaba a Nina
cuando desprevenido lo jalé tomándolo por el brazo y plantándole un beso. Al
instante escuché las apresuradas pisadas de la tía esa que se había echado a
correr. Lysandro me empujó casi inmediatamente después.
—¿Qué significa esto?
¿Sigues con tu estúpida broma? —Exclamó alterado, cosa que me sorprendió.
—Fue bastante divertido,
aunque de haber visto su expresión seguro lo habría sido más.
—Pues a mí no me parece
divertido jugar con los sentimientos de los demás.
—Vaya, no sabía que te
interesara tanto la tía esa. Fue sólo una broma, no te lo tomes tan a pecho.
—Encendí un cigarrillo y comencé a caminar
—Como de costumbre no
entiendes nada. Y además sabes a cigarro. —Me eché a reír de su comentario y le
ofrecí goma de mascar, siempre traía un paquete en la chaqueta, aunque rara vez
los usaba.
Los
días pasaron con la única novedad de que esta vez Nina no dejó de rondar el
instituto, pero sí dejó de aparecerse afuera de mi casa y cada vez que me veía
se limitaba a saludar a Lysandro de lejos, supuse que él le habría explicado la
situación y ella habría comprendido lo insoportables que me eran sus
patrullajes y lo lejos que estaba dispuesto a llegar con tal de fastidiarla un
rato.
***
—Uhmmm… —Sentí algo caer
sobre de mí y con pesadez abrí los ojos. Me había quedado dormido a mitad del
ensayo de nuevo y Lysandro me había echado encima la chaqueta que había dejado
tirada en el suelo.
—Te desperté, lo siento.
Ha comenzado a llover y la temperatura ha bajado, creí que podrías coger un
resfriado.
—¿Cuánto tiempo dormí?
—pregunté haciendo a un lado la chamarra y reincorporándome con pesadez.
—Alrededor de dos horas.
Estaba a punto de irme cuando comenzó a llover.
—Haré café. Ya que tienes
que quedarte podemos echarle un vistazo a la nueva canción que estabas
escribiendo.
Mientras
preparaba el café, Lysandro se quedó concentrado en su cuaderno repasando la
canción en la que trabajaríamos. Probé el café y me había quedado más horrendo
que de costumbre, pero no tenía intención de prepararlo de nuevo así que tomé
ambas tazas y fui de vuelta a la sala.
—Cada vez te queda peor.
—Exclamó, haciendo un gesto de disgusto después de darle un trago.
—Entonces prepáralo tú.
—Refunfuñé, tragándome con dificultad un gran sorbo de la desagradable bebida.
El
exigente cantante me tomó la palabra y se dirigió a la estufa a preparar de
nueva cuenta el café. Tomé la libreta que había quedado sobre la mesa, después
de leer la nueva canción hojeé el cuaderno y vi que varias hojas después había
una especie de poema.
“[…]
aquel
beso
nacido
de la certeza
de
nunca verme de la forma
en
que yo le veo,
con
su ignorante inocencia
cercenó
mi alma
con
más fiereza de la que habría sufrido
de
haber encarado su rechazo
[…]”
—Listo. —Dijo, colocando
una nueva taza de café frente a mí. El aroma que soltaba era muy distinto al
que había preparado yo minutos antes. Al momento de dejar el café sobre la
mesa, sus ojos cayeron en lo que estaba leyendo y me arrebató el cuaderno con
una rapidez ajena a él—. No deberías husmear lo que no te concierne.
—¿Qué mosco te picó ahora?
Siempre he leído tus canciones.
—Eso que estabas leyendo
sólo era un poema que nada tiene que ver con la banda. —Explicó un tanto
nervioso y rehuyendo el contacto visual— ¿Podemos pasar a la nueva canción?
—Como sea. —Respondí
encogiéndome de hombros y dando un sorbo al café recién preparado, mil veces
mejor que el mío. Mientras repasábamos las frases y discutíamos sobre qué tipo
de ritmo le vendría mejor y demás, me vino la idea de que tal vez ése poema que
tanto le había molestado que leyera tenía que ver con lo que sucedió el otro
día… ¡Pfff! ¡Pero qué disparate! Aun a sabiendas de que incitaría la furia de
Lysandro haciéndole preguntas privadas me arriesgué a preguntarle a quién iba
dirigido el poema ése.
—Bien sabes que no me
gusta hablar de mi vida privada, no sé a qué viene esa pregunta.
—Bueno, es raro que te
pongas tan aprehensivo por un simple poema, es obvio que me dé curiosidad.
—La curiosidad es un
defecto muy desagradable.
Le
lancé una mirada de incredulidad, el tipo podía llegar a ser más curioso que un
gato, ¿con qué cara se atrevía a decir eso? —A menos que se trate de mí no
entiendo por qué tanto misterio. —Insistí.
—Ha dejado de llover,
creo que es mejor irme antes de que regrese la lluvia. —Ignorando mi comentario
tomó su cuaderno y se levantó del asiento. Me puse de pie también y lo tomé con
fuerza del brazo, estaba tan concentrado en marcharse a toda prisa que terminó cediendo
a la firmeza de mi agarre y, perdiendo el balance haciéndome perder el
equilibrio también al sentir todo su peso proyectado contra mí, caímos ambos
sobre el asiento a mi espalda.
—Vaya, sí que pesas.
—murmuré sin soltarlo del brazo.
—Ten la delicadeza de
soltarme para que pueda irme.
—¿Por qué te pusiste
nervioso tan de repente? —pregunté sosteniéndolo con ambos brazos ahora.
—Castiel, hablo en serio.
Suéltame. Tus bromas están yendo demasiado lejos.
—Tenía mucho que nadie se
sentaba en mis piernas.
—No estoy sentado en tus
piernas, caí sobre de ellas y tú no me dejas levantarme.
—¡Para fines prácticos
viene siendo lo mismo! —Lysandro exhaló y relajó su cuerpo, prefirió dejar de
insistir y esperar que me aburriera y lo dejara ir, pero no estaba dispuesto a
dejarle ganar—. Ahora que lo recuerdo, también había pasado bastante tiempo que
no besaba a alguien, y no lo haces nada mal, quizá me vendría bien otro beso
tuyo, si lo prefieres puedo mascar chicle antes para que no te quejes del
sabor.
Haciendo
acopio de sus fuerzas se libró de mis brazos y se puso de pie en un santiamén,
inevitablemente me eché a reír. Me divertía ver como se agitaba tanto por una
simple broma. —Veo que hoy estás más imposible de lo habitual, es mejor que me
vaya.
—¿Me vas a decir qué es lo
que te traes?
—¿Qué quieres decir? —Se
detuvo a unos pasos de la puerta.
—¿No estás sobreactuando?
Además has estado nervioso desde que me viste leyendo el poema. ¿Qué, le atiné
hace rato y sí habla de mí? —Se quedó parado ahí sin moverse como pensando qué
responder, aún sentado, crucé los brazos y alcé una ceja expectante—. ¿Por qué
te quedas callado?
Exhaló
profundamente, se acercó y tomó asiento en la silla frente a mí, parecía muy
determinado a hablar, sin embargo, cuando lo hizo, instintivamente desvió la
mirada ruborizado, ver a un tipo tan inexpresivo como él así, era casi un
privilegio. —Desde hace algún tiempo me he sentido atraído hacia ti.
No
me esperaba aquella confesión, ni mucho menos tanta seriedad al decirla.
Llevaba un buen rato de conocerlo y hasta ahora siempre nos habíamos llevado
bien a pesar de lo diferente de nuestro carácter. A decir verdad no me había
desagradado el beso que le había dado para fastidiar a Nina, y no era tan en
broma eso que le acababa de decir, de que me vendría bien otro beso suyo, pero
tanto así como sentirme atraído hacia él, no estaba muy seguro. —Nunca antes he
salido con otro hombre, pero supongo que no estaría mal probar. —Respondí al
fin, sintiendo como mi cara se acaloraba también.
—¿Qué quieres decir?
—Preguntó, mirándome de frente, haciendo que esta vez fuera yo el que desviara
la mirada.
—Tsk. ¡Pues eso! ¿O
esperabas que pidiera tu mano de rodillas?
—No habría sido mala
idea. —Contestó con una ligera sonrisa burlona en el rostro. Fu, su sentido del
humor no me caía ni tantito en gracia.
Y
así, a partir de esa bizarra tarde comenzamos a ser más que amigos. Y no fue
hasta varios meses de estar juntos que el dichoso Alexy hizo su aparición.
Aunque estaba bien seguro de que no tenía oportunidad contra mí, no dejaba de
fastidiarme la forma en que lo miraba, como imaginando todo lo que sólo a mí me
está permitido ver y tocar.
Al
día siguiente de que Lysandro argumentara que estaba yo exagerando, después de
la clase de E.F. me encontré con las llaves de los vestidores tiradas cerca de
una de las jardineras, pensé en dárselas a Iris o alguien así para que buscara
al profesor y se las devolviera; pero como si el destino hubiera acomodado
todo, el azulito se cruzó en mi campo de visión, probablemente había dejado
algo en el casillero e iba de vuelta al gimnasio. Hacía un calor infernal y con
las llaves en mis manos, pensé en dejarlo encerrado un rato, ya que tanto le
gustaba quedarse allí haciéndose tonto sólo para ver a Lysandro cambiarse el chándal
pues bien podría quedarse otro rato ahí metido. Entré al gimnasio y
silenciosamente cerré la puerta de los vestidores, sólo se escuchó el ruido del
pasador que lo había sentenciado a quedarse allí hasta que su hermanito lo
echara de menos. Metí las llaves en mi bolsillo y me fui de ahí, después de
todo seguro la directora tendría llaves de repuesto, y quizá más adelante me
sirviera tener las originales.
Busqué
a Lysandro y dejamos el Instituto para ir a mi casa a ensayar.
El
sofocante calor que se sentía en mi pequeño apartamento donde sala, comedor y
cocina estaban en el mismo cuarto me fastidiaba; mientras yo sudaba a chorros
aún con una delgada playera sin mangas, Lysandro se mantenía tan fresco como si
estuviésemos en pleno invierno incluso con sus mil y un prendas de hace quién sabe
cuántos siglos. —Tú, quítate al menos el saco, me sofoca verte con tanta ropa
encima. —Exclamé abanicándome con las partituras en las que estábamos
trabajando.
—No digas sinsentidos; no
puedes sofocarte sólo viéndome.
—Tsk, lo digo en serio,
¡nada más de verte con chaleco, saco y botas, siento que me da más calor!
—Es sólo un efecto
psicológico, fisiológicamente eso que dices es imposible.
—¿Qué no eres humano?
¡Esto es un condenado horno! ¡arrrgh! —Me levanté para ir al refrigerador por
algunos hielos. Los pasé sobre mi cuello y parte de mi pecho y se derritieron
en tiempo record. En serio estaba a segundos de asarme. Demonio también estaba
en un humor terrible a causa del calor. No podía acercarme a medio metro de él
porque ya me pelaba los colmillos.
—¿Quieres continuar otro
día con el ensayo? —Sugirió Lysandro sin quitar los ojos de las partituras que
tenía en la mano. Aproveché para acercarme silenciosamente a él por la espalda
y dejar caer un cubo de hielo entre el hueco del cuello de la camisa y su piel.
De inmediato saltó del asiento y se quitó el hielo medio derretido arrojándolo
al suelo molesto. Yo solté una estruendosa carcajada—. No es gracioso, mi
camisa se ha mojado. —Reclamó.
—Eso quiere decir que ahora
tendrás que quitártela. —Le dije acorralándolo contra la mesa— ¿O prefieres que
te la quite yo? —No había esperado ni un instante para que me respondiera
cuando ya estaba desabotonando su chaleco.
—Puedo hacerlo yo mismo.
—Protestó, quitándose el saco y el chaleco que ya había yo abierto por
completo.
—Es un poco tarde, creo
que prefiero hacerlo yo. —Lo jalé de la corbata y lo besé antes de continuar
con su camisa y después… definitivamente el ensayo tendría que posponerse para
otra ocasión, y por la forma en que Lysandro me besaba de vuelta no había duda
de que estaría de acuerdo conmigo en que teníamos cosas mucho más urgentes que
atender.
Cap. 15 - Enamorados sin remedio
Continuación de Cas x Lys - El secreto de Castiel
Cap. 15 - Enamorados sin remedio
Continuación de Cas x Lys - El secreto de Castiel
Me gusto mucho, aun que encuentro que escribes algo desordenado, que para los lectores más distraídos es un problema grave, creo que ese es mi único consejo, porque la idea me agrada, aparte captaste bien la esencia propia de los personajes.
ResponderBorrarY acepto que me mate de la risa con el Castiel celoso, la tolerancia de Lysandro al calor y ese juego con el hielo, espero pronto ver lo que sigue :3
¡Hola! ¡Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar! ^^ Aprecio mucho tu consejo y lo tomaré muy en cuenta :D
Borrar¡Me da gusto que disfrutaras el capítulo! Siempre doy mi mayor esfuerzo para adherirme a la esencia de los personajes, así que es muy gratificante saber que mi esfuerzo ha rendido fruto :3
¡Nuevamente gracias por leer!
¡Te mando un saludo y un gran abrazo!
y la parte pervertida donde esta?????????? *u* ME QUEDE CON GANAS DE VER MAS !!!!! ASSHHHHHHHHH >///< ME DEBES UN LYSANDRO X CASTIEL MAS INTENSO *-* jujuujuujuju (lo se soy muy pervetida) aunque me encantooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo !!!!!!!! sigue con tus fanfics *-* me encanta como escribes BESOS
ResponderBorrarjiji, síiii, te la debo!! >m< Gomennasai!! Pero prometo que esto no se queda así y que más adelante escribiré lemon de ellos!! =D
BorrarMuchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar!! Tus palabras me animan a seguir!! ^-^
Besos y abrazos!! :3
Con que fue Castiel quien encerro a Alexy?! D:< nee sé lo pasó nada mas por que lo encerro con Nath y de alli pues paso lo que pasó con aquella otra linda pareja. Me resulta impresionante como es que logras plasmar a la perfección las personalidades de cada personaje, ese lado sarcastico, arrogante chico de Castiel y la serenidad y elegancia para hablar de Lysandro, me fascinaron los celos de Castiel XD y como es de travieso y bueno, nos cortaste la parte del Lemon, sé estaba poniendo bueno, pero eso no quita que me entretubo mucho leer este capítulo por las situaciones entretenidas que son suscitaron esté par, entre ello lo del hielo ;D
ResponderBorrarAtte: Daya
¡Síiii! jajaja quién iba a decir que Castiel era un cupido tsundere encubierto xDDDD
Borrarjejeje, es que me hice super adicta a CDM cuando recién lo conocí y jugué los mismos episodios una y otra vez en distintas versiones y luego me ponía a psicoanalizarlos con mis amigas xD así que supongo que terminé por familiarizarme demasiado con ellos :3
jajajaja, síiii, les debo mucho lemon! D: Pero qué crees? El próximo capítulo, aunque no es de Cas y Lys, sí tiene lemon ¡y del bueno! muajaja.
La parte del hielo es de mis favoritas xD éste capítulo lo escribí y reescribí como 4 veces y en todas a fuerza quería meter la parte del hielo, jajajaja.
Me alegra que lo hayas disfrutado ❤
Saluditos Daya-chan ^^
Y el porno!? Donde esta el porno D'':<
ResponderBorrarEl porno viene más adelante ;)
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