martes, 11 de junio de 2013

EL VERANO LLEGÓ A LOS VESTIDORES [Dimitry x Dake][CDM][Yaoi]

Holi! Aquí les dejo el décimo capítulo de mi fic Secreto en los vestidores. No es necesario haber leído los capítulos anteriores para leer éste ^^.
Hoy toca el turno de emparejar a Dimitry y Dake, jiji. Una pareja bastante descabellada, lo sé!! xP pero bueno, me gusta hacer mezclas raras! Les advierto que es una historia media cursi, jaja, ¡espero que les guste! :)

Otro de mis chafidibujos xD

Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.


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Estoy enamorado de un hombre.
No sé si todo comenzó gracias al sentimentalismo y la exagerada preocupación por los problemas ajenos de mi tío, o si fui yo quien sin imaginarlo fue corriendo hacia él. No voy a mentir diciendo que ya lo he digerido a la perfección, tampoco es que me cause conflicto, para nada, no es algo que lamente, sólo algo que me sorprende. Siempre había sido fanático de la belleza femenina y ni por un instante se me hubiera pasado por la mente que terminaría fijándome en un chico que incluso con su cabello largo, es totalmente y por donde lo veas: perfil, frente, vista aérea, vista al ras del suelo, vista remota, blanco y negro, sepia, tecnicolor… masculino. Supongo que a fin de cuentas ni la belleza ni el amor tienen género.

Había venido de intercambio hace algunos meses y había fallado en socializar con los demás; de esto me di cuenta cuando mi tío me hizo hacer equipo con él. Me dijo que se sentía mal de que tuviera que ser él siempre su compañero de equipo, el número de alumnos era impar e invariablemente alguien debía trabajar con el profesor cuando de actividades en pareja se trataba.

—¿De nuevo te tocó equipo con el rarito, Dakey? —me preguntó Amber mientras recorríamos el pasillo en busca del aula donde nos tocaba la siguiente clase.

—No lo llames así, es grosero.

—¿Grosero? ¡Já, cómo si él no lo fuera más! ¿Sabes lo que me dijo cuando intenté hablarle?: “¿Podrías dejarme solo? No he venido aquí a escuchar trivialidades”.

Efectivamente él no era el tipo de persona platicadora y chispeante, pero conociendo a la rubia no me costaba nada imaginar que ella tampoco debió haber sido muy amable en su acercamiento —Aun así no deberías llamarlo “rarito” y menos cuando tú misma intentaste hablar con él.

—Bueno es que está guapísimo, pensé que con un poco de mi excelente gusto y conocimiento en nuevas tendencias podría verse realmente sexy —definitivamente, había sido ella la primera en decir algo impertinente, ahora estaba seguro.

Después de un par de clases más como compañeros, mi eterno preocupado tío ahora quería que intentara forjar una amistad con el reservado chico. Supongo que el hecho de haber tenido pocos amigos a lo largo de su juventud era lo que le hacía preocuparse tanto por aquella alma solitaria. Fue así como noté que durante el almuerzo no se hacía presente en la cafetería y de que la única persona con la que parecía tener conversaciones prolongadas era con Violeta. “Quizás se gusten”. A decir verdad no tenía por qué hacer caso a la petición de mi tío y en realidad no planeaba hacerlo, no porque sintiera algún tipo de animosidad hacia él sino porque no me parecía que hubiera un punto de encuentro para los dos, ¿de qué le hablaría? Tenía pinta de ser excéntrico y taciturno y yo, yo únicamente era un chico de placeres simples que gustaba de admirar la belleza femenina y divertirse. Y, como parte de esa diversión decidí descolgarme a la playa durante el primer fin de semana que las vacaciones de verano ofrecieron. Habíamos estado en periodo de exámenes debido al fin de semestre y me fue imposible darme una escapada antes para domar las olas un rato.

Para mi buena suerte el viernes amaneció haciendo un viento estupendo, ya podía imaginarme las olas que se formarían, ya podía verme ahí montado en la tabla, surfeando. Me apuré y salí de mi casa en un abrir y cerrar de ojos, la playa estaba a una hora de distancia y no podía darme el lujo de perder un minuto de este precioso clima.
Una vez mis pies tocaron la arena y mi cuerpo se refrescó con brisa marina me fui directo al mar que me esperaba con ansias. Al principio las olas fueron pequeñas, rompiéndose débilmente pero conforme el viento fue agarrando fuerza las olas tomaron una mejor forma y entonces allí estaba yo parado sobre una enorme masa de agua, sintiéndome como en la cima del mundo. “Sí, ya me hacía falta esto”.
Nadé hacia la orilla para descansar un poco cuando por el rabillo del ojo me pareció ver a alguien familiar y pudiendo dejarlo pasar decidí acercarme y comprobar de quien se trataba.

***

El sonido del lápiz deslizándose sobre el papel, el viento trayendo consigo la fresca brisa del mar y el sol brillando en el limpio cielo azul. Un día perfecto en la playa. Ya había hecho suficientes dibujos de gaviotas y niños construyendo castillos en la arena, necesitaba encontrar un modelo distinto… no, mentira, lo había encontrado ya, y eran las olas las que le llevaban consigo. Montado en una tabla de surf, una figura atlética se mecía a la distancia. Sí, lo quiero dibujar a él. Trazo, trazo, trazo. En un instante ha desaparecido, me concentro en recordar su figura y terminar el dibujo sin modelo presencial.

—¡Wow! ¡Dibujas genial! ¿Soy yo, verdad? —alzo la vista y ahí está él; mi modelo y ¿mi compañero de clase?, sí, ahora que lo veía de cerca me daba cuenta de que era el chico con el que últimamente había estado trabajando en clase de E.F.

—Sí, disculpa no haber pedido tu permiso.

—No hay problema —responde con una sonrisa en el rostro. Los rayos del sol enmarcan su silueta, creando la ilusión óptica de que él es quien despide los destellos. Su cabello dorado lo lleva recogido en una pequeña coleta, con tabla de surf bajo el brazo e intrépidos ojos verdes continúa de pie frente a mí.

—¿Podrías girarte un poco a la derecha? Me gustaría agregar tus tatuajes al dibujo, claro si no es mucho pedir —sus diseños tribales le sentaban bien a su bronceada piel, nunca hubiera imaginado que a su edad tuviera ya varios tatuajes, aunque ciertamente creo que preferiría adornarla con otro estilo de arte, algo más clásico o quizá alguno de mis dibujos, ¿por qué no?. Sin dejar de sonreír toma la posición que le he indicado. Perfecto. He encontrado su ángulo perfecto. Trazo, trazo, trazo. Es el mejor dibujo que he hecho en un buen tiempo.

—¿Y de dónde eres? Sólo sé que vienes de intercambio.

—Ucrania.

—¿Ucrania? ¡Wow! Yo vengo de Australia, aunque creo que yo ya estoy instalado indefinidamente aquí. Mi tío comenzó a trabajar en el instituto y mis padres decidieron que un cambio de aires me vendría bien. Yo mientras pueda venir a la playa soy feliz —¡quién lo diría! Este chico despreocupado y yo teníamos algo en común: la playa nos hacía felices. También en mi país suelo ir los fines de semana a dibujar a la playa,  he llenado cuadernos y más cuadernos de escenas en la playa.

—Disculpa, no quiero sonar descortés, sé que hemos formado equipo ya varias veces pero, ¿podrías repetirme tu nombre? —mis ilustraciones están llenas de personas sin nombre, personas que han dejado de ser individuos para ser sólo parte del instante que he decidido plasmar sobre papel, pero ahora que hablaba con este chico me pareció que el dibujo estaría incompleto sin su nombre.

—Soy Dakota, pero todos me llaman Dake.

—Dakota… es un buen nombre. Yo soy Dimitry.

—Supongo que es nuestra presentación oficial —Ahí estaba su sonrisa de nuevo, tengo que dibujarla también. Su sonrisa brillaba como con luz propia— Mucho gusto Dimitry.

—El gusto es mío Dakota.

***

“¡Wow! ¡Dibujas genial! ¿Soy yo verdad?”, quizá debí quedarme a la distancia, seguro ése momento fue crucial, aún recuerdo como alzó la vista hacia mí y por un instante sentí que el aire me faltó. Si fue por su elegante belleza o por el aire sombrío que lo rodeaba, no lo sabía. En el instituto ya había notado lo bien parecido que era, sin embargo, aquél día en la playa llevaba el cabello recogido como en clase de E.F. con la diferencia de que el aire volaba el flequillo que cubría parte de su frente y de sus ojos dejándome apreciar a la perfección su rostro. Sus ojos que hasta ahora había mal creído cafés, eran de un color borgoña hipnotizante. Pese a su fría actitud habitual seguí buscando hablar con él, a fin de cuentas era mejor intentar conversar a quedarme parado sin decir nada mientras me pintaba. Cuando terminó con los tatuajes le pedí me mostrara sus demás ilustraciones, eran verdaderamente buenas, estaban llenas de un sentimiento indescriptible, era como si hubiera sido capaz de capturar el alma de las personas y los animales e incluso los objetos que había en ellas. Sentí la urgencia de saber más de él, ¿quién era éste chico que a pesar de aparentar estar desconectado de este mundo y su alrededor tenía una percepción y sensibilidad impresionantes? Conforme hablábamos sentí como poco a poco se fue abriendo a mí. A la distancia las olas me llamaban, rompiéndose y formándose nuevamente, quería ir y seguir surfeando pero también quería quedarme a escucharlo, era la persona más interesante que jamás hubiera conocido. Me pregunté si sería porque nunca me había dado la oportunidad de conocer realmente a alguien y sólo me quedaba con lo superficial o si era verdaderamente él así de fascinante.

***

Después de completar el dibujo terminé pasando el resto del día con él. No soy una persona a la que socializar se le dé con facilidad, pero el surfista se había esforzado por ambos. Parecía muy entusiasmado mientras miraba mis trabajos y me hablaba de diversas trivialidades. Su facilidad de expresión y la confianza con que me hablaba pronto surtieron su efecto y me encontré hablándole de mí y de mi hogar. Antes de que cayera la noche tomamos el autobús de vuelta y después cada uno tomó su camino.
Intenté conciliar el sueño pero el insomnio me había hecho su presa como era su costumbre, así que me puse a terminar el sombreado y los detalles del dibujo de Dakota.

El canto de las aves comenzó a escucharse en las calles y sutiles destellos de sol se esforzaban por alcanzar entrar a través de la ventana. Me había quedado dormido sobre el escritorio en algún momento de la madrugada, miré el cuaderno que junto con mis brazos me había servido de almohada y vi el brusco bosquejo del rostro sonriente de Dake. No recordaba haberlo hecho, seguro sería en uno de esos estados de semi-conciencia que lo había comenzado.
Escuché ruido en la planta baja, seguro era Leigh preparándose para ir a la tienda. Era muy temprano aún pero probablemente hoy llegarían las telas que había pedido de importación. Bajé a saludarlo y a acompañarlo en su desayuno, me invitó a ayudarlo en su boutique como cada fin de semana desde que estaba en la ciudad. Me gustaba verlo trabajar en sus diseños y me gustaba ver el movimiento del centro comercial, sin embargo, esta vez decliné su invitación, quería volver a la playa. Mientas esperaba a que amaneciera por completo Lysandro despertó, charlamos unos minutos, en la escuela no hablábamos demasiado, cuando no estaba con ése amigo suyo de cabello llamativo estaba tan ocupado como yo inmerso en su cuaderno, sólo que él en vez de dibujar escribía. Sus canciones son muy hermosas, le hablé acerca de ilustrar alguna de sus canciones, pareció muy entusiasmado. Le dije que saldría a conocer un poco más los alrededores, ya no me quedaba mucho tiempo en la ciudad y no había salido a admirarla como era debido. “Tal vez no debería volver a la playa” me dije, aunque en realidad quería ver al surfista de nuevo, su sonrisa, necesitaba verla otra vez para terminar ése bosquejo que se había quedado a medio comenzar. Cuando llegaba a la parada de autobús me percaté de que ahí estaba el que llevaba a la playa. Estático, como si me estuviera esperando, como si hubiera decidido por mí. A paso lento me dirigí hacia él, “si así debe ser entonces no hay necesidad de apresurarme”, y sí, todo indicaba que así debía ser. Subí al autobús y de inmediato la puerta se cerró y el chofer avanzó.

***

El sábado llegué a la playa temprano, mientras esperaba a que las olas se formaran no dejaba de mirar alrededor, como esperando la llegada de algo o de alguien. Pensé que, sí, había sido más interesante de lo que imaginaba hablar con Dimitry pero no por una charla casual en la playa íbamos a volvernos los mejores amigos, probablemente una vez de vuelta en el instituto volveríamos a pasar desapercibidos el uno para el otro, es más, probablemente no habría que esperar a volver a clases, quizá simplemente la próxima vez que nos volviéramos a encontrar aquí en la playa o en el centro comercial o en alguna cafetería de la ciudad pasaríamos haciéndonos tan solo un movimiento de cabeza en reconocimiento.

—¿Te molesta si me siento? —había estado mirando al lado equivocado. Me di la vuelta y vi a Dimitry. Llevaba unas marcadas ojeras bajo sus ojos, aunque quizá siempre las había llevado y yo no lo había notado. En silencio se sentó a mi lado y así nos quedamos mirando al mar. La verdad es que no sabía ni que decir, de cierta forma sentía que el día anterior nos habíamos dicho todo lo decible—. Hoy el viento no sopla con fuerza, ¿crees que se formen buenas olas? —su pregunta me tomó por sorpresa y sólo fui capaz de musitar un torpe “¿eh?”— Has venido a surfear, ¿no es así?

—Sí, tienes razón. Creo que hoy no habrá buenas olas. —en seguida volvimos a quedarnos callados. Era cierto, incluso antes de salir chequé el clima y no pintaba nada bien para surfear, aun así decidí venir y ver qué me traía la playa. A menudo eran chicas guapas caminando o jugando a la orilla del mar, de hecho había varias en ése momento dejando sus huella en el arena. Las observé con atención, de verdad eran lindas, no obstante, allí estaba yo sentado junto al extravagante chico de intercambio, aunque en su ropa de playa ya no lucía tan extravagante, sin ésas prendas victorianas y con un estilo más informal lucía como cualquier otro chico. Bueno, no tanto así, sólo no lucía tan fuera de lugar, aunque su aura de misterio y melancolía lo siguiera a donde fuera. Me recordaba un poco al otro chico exuberante que había en el Sweet Amoris, Lysandro. Vestían el mismo estilo y eran solitarios—. ¿Vienes a menudo a la playa? No te había visto antes.

—Por lo general los fines de semana los paso en la boutique de mi primo.

—Ya veo —era difícil llevar una conversación con él. Probablemente no fuera su intención ser tan cortante, tal vez fuera cuestión cultural. No puedo pensar en nada mejor que decirle así que me aferro al tema de la familia, en una de esas y sale una plática mejor— ¿Tienes más familia aquí además de tu primo?

—No, sólo él y su hermano menor. He estado viviendo con mis primos durante mi intercambio.

—Ahh, ¿y son más grandes que tú?

—Sólo Leigh, el dueño de la boutique, su hermano es de nuestra edad, de hecho va al Sweet Amoris. Lysandro, ¿lo conoces?

—¡Ya decía yo que ustedes tenían un parecido!

—¿Mm? ¿En serio? En realidad no creo que ninguno de los tres nos parezcamos.

—¡Debes estar bromeando! Bueno no conozco al otro chico pero Lysandro y tú tienen una vibra muy similar, además de que ambos visten el mismo estilo. Bueno no es que se parezcan físicamente, es más bien como algo más sutil. —y así poco a poco fuimos recobrando la familiaridad que tan sólo un día atrás habíamos logrado alcanzar.

***

Dakota y yo caminamos por la playa, me enseñó las bases del surfeo y dijo que un día que hubiera mejor oleaje me ayudaría con una pequeña. En realidad terminamos acompañándonos todo el día, justo como habíamos hecho el día anterior, sólo que esta vez nos habíamos encontrado desde la mañana. Me olvidé de mi cuaderno de dibujo, cosa que, recapitulando, me pareció increíble, había visto tantas personas y tantas cosas y las había dejado pasar, no quería dejar de hablar con él, dejar de escucharlo hablar conmigo. Dakota era definitivamente una persona muy agradable, me gustaba su compañía, su risa ligera y su forma de infundir confianza.
Como era costumbre los fines de semana, Leigh regresó temprano y compartimos una cena familiar, los tres. De repente sentí el peso de que pronto tendría que volver a mi hogar, el hecho de que el verano hubiera comenzado significaba que el fin de mi estadía en la ciudad estaba cerca. Sentí una extraña sensación de añoranza, todavía estaba aquí y sin embargo, el verme en unas cuantas semanas tan lejos me inquietó. Terminamos nuestra cena, éramos como un cuadro del pasado con nuestra ropa a la usanza de siglos atrás y nuestra costumbre de colocar velas al centro de la mesa y acompañar los alimentos con un poco de vino, ambientando la tertulia con música suave de fondo. En mi casa, con mis padres teníamos una liturgia bastante similar, más al ser hijo único la atmósfera se volvía más rígida, la atmósfera que hay entre los padres y su hijo, tan diferente a la que hay entre tres hombres de edades cercanas que se saben en confianza, en adelante me pesaría. Esa rutina que tan normal me era hasta hace unos meses me parecería oprimente, casi estaba seguro de que no podría dejar de pensar en el tiempo que pasé aquí y en este fin de semana en la playa que aún no terminaba.

En mi habitación, con la ropa de cama puesta me recosté en el lecho e intenté conciliar el sueño, pero éste se negó a agraciarme con su presencia. Desde hacía años que tenía problemas para dormir y las ojeras en mi rostro eran la prueba fehaciente de ello. Tomé mi cuaderno y me puse a trabajar en el boceto de Dakota.
Cuando menos me di cuenta ya estaba amaneciendo, esta vez no había dormido ni un minuto, el dibujo del sonriente Dake lo había terminado hacía varias horas pero mi cerebro se negaba a dejar de funcionar, cada vez que intentaba dormir miles de ideas se agolpaban en mi cabeza y terminaba levantándome de nuevo. Sabía que debía quedarme a procurar descansar un poco pero tenía un acuerdo tácito que cumplir. Debía ir a la playa de nuevo.

***

¿Qué hacía allí mirando en todas direcciones otra vez? pareciendo como si estuviera desesperado porque mi cita se había retrasado sin avisar. Pero no era nada de eso, estaba allí esperando verlo aparecer, sin siquiera saber por qué. La conciencia de estar enamorado de él llegó tiempo después, sí, después de muchos encuentros en la playa, como si quedáramos de vernos cada día allí ambos aparecíamos y no nos separábamos hasta que comenzaba a anochecer. Pese a saber que él sólo estaba de paso en la ciudad, ni por un momento se me ocurrió pensar que podría regresar pronto a su país. No fue sino hasta que una tarde de regreso en el autobús me anunció su partida así sin más preámbulo.

—Me voy de vuelta a Ucrania.

—¿Cuándo? —pregunté completamente impactado. Semejante noticia tan de repente.

—Pasado mañana a primera hora —respondió con la mirada puesta en la ventanilla. ¿Pasado mañana? Hubiera sido bueno que me lo dijera antes, pero pensándolo bien ¿de qué me serviría saberlo? Era un hecho ineludible, tenía que ser. Y saberlo ése día, el anterior, o una semana atrás no cambiaba nada. Exhalé y por primera vez en todo el verano le dije que nos viéramos en la playa al día siguiente. No quería correr el riesgo de que esta fuera su forma de despedirse, al menos podíamos pasar un día más juntos, ¿no? Me miró y con una cálida sonrisa asintió.

Tumbado en mi cuarto no dejé de pensar en que Dimitry se iría ya. Este verano con él había sido el mejor verano que había tenido hasta ahora. Pese a que no había surfeado tanto como en otros años, algunas veces por el clima y otras por no querer separarme de él, sentía que lo había aprovechado al máximo. Era una verdadera pena que tuviera que regresar al instituto y él ya no estuviera allí. De cierta forma sentía que había desperdiciado casi medio año que estuvo allí sin meterse conmigo ni yo con él.
Nunca he sido un chico despistado y sin embargo no me daba cuenta de lo particular que era sentirme así por su partida. Obviamente se le echa de menos a un amigo cuando se va, pero esta nostalgia que sentía iba un poco más allá. Y creo que me di cuenta por primera vez mientras dábamos un paseo como habíamos hecho siempre hasta ése día, y yo me volteé a hacia él y vi su taciturno perfil y su cabello recogido por detrás ondeándose al viento. Como una de esas escenas que se ven en las películas, como si mientras caminaba fuera a disolverse y yo quedara solo en la playa añorando su recuerdo. Fue en ése momento que me dije “estoy enamorado de él”.

***

Sabía que la lluvia se aproximaba, el cielo estaba demasiado nublado. Probablemente lo más sensato era volver a casa antes de quedar atrapados por la lluvia, pero no quería volver, quería quedarme un poco más, era el último día que estaría en la ciudad, en la playa. Era el último día que compartiría con él. Durante estas vacaciones había hecho numerosos retratos de Dakota en mis noches de insomnio. Había evadido pensar en el día en que no pudiera verlo más, me gustaba creer que las clases comenzarían y volveríamos a vernos en el instituto, pero la fantasía no me duraba más que unos minutos, mi personalidad no se prestaba para entretener ilusiones.
Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer y en el pestañeo de un ojo se dejó caer sobre nosotros toda el agua acumulada en las nubes. Dake me tomó del brazo y corrimos hacia los vestidores de la playa. Todos corrían en distintas direcciones, algunos rumbo a su coche, otros rumbo a los vestidores junto con nosotros y algunos más a destinos inciertos. Entramos al primero que vimos vacío y desde el interior escuchamos como la lluvia aumentaba en intensidad.

—¡Waa, cayó tan de repente! Espero que no dure mucho, supongo que aun tienes que hacer maletas y demás.

—Sabes, Dakota, voy a extrañar pasar tiempo contigo.

Sus cejas se fruncieron ligeramente mientras sus labios intentaban reflejar una tenue sonrisa —Yo también lo haré, Dimitry.

Sí, había llegado, el momento de la despedida. El momento que me hubiera gustado prolongar, más bien erradicar por completo. No quería irme, no después de haberlo conocido.

—Vamos, sentémonos a esperar —exclamó sentándose en el suelo y recargándose contra el muro de madera del pequeño vestidor. Me coloqué a su lado y escuchamos el sonido del agua cayendo con fuerza en el exterior.

Era agradable compartir una tarde lluviosa con él, permanecer en silencio contemplando el vacío de la habitación mientras la lluvia caía a cántaros en la playa. Era triste tener que decir adiós pero también era reconfortante hacerlo de este modo. Llevándome en el alma las mejores vacaciones que había tenido en toda mi vida. Llamé su nombre y él giró su rostro hacia mí, sólo habíamos estado bajo la lluvia un par de minutos y aun así habíamos alcanzado a bañarnos con ella. —Gracias por pasar este día conmigo y también todos los días pasados, éste ha sido el mejor verano que haya tenido y los mejores recuerdos que me llevaré de ésta ciudad.

—También para mí ha sido estupendo este verano, es una lástima que haya tenido que terminar.

—Sabes Dake, —había estado mirando al frente todo el tiempo, pero ahora lo que tenía para decir necesitaba hacerlo de frente, no podía ser de otro modo. Quizá lo prudente era guardarlo para mí, pero esto era algo que no estaba dispuesto a callar— te quiero.

De inmediato desvió su mirada de la mía. Creí que lo había molestado, una confesión de amor de otro chico no era la cosa más halagadora del mundo. No obstante sus palabras me sacaron de mi error. —Yo también te quiero. No sé desde hace cuánto tiempo, apenas me di cuenta hoy que tu partida se volvió tan real.

El silencio volvió a reinar, mas no un silencio incómodo, fue un silencio de comprensión. Sabíamos nuestros sentimientos, pero también sabíamos que nuestra separación era inexorable. Quizá algún día pudiera regresar a este lugar  donde tuve la gracia de conocerlo y de enamorarme de él, pero el cuándo era incierto. Podría ser en las próximas vacaciones de invierno, el próximo verano o hasta dentro de algunos años, no podía decirlo con certeza.

***

Recosté mi cabeza en su hombro y exclamé —No es justo que tengas que volver —él en respuesta puso su mano sobre mi mejilla. Sabía que él sentía la misma pena que yo.

—Me hubiera gustado haberte conocido antes, haber vivido más cosas contigo.

—Bueno tampoco es tan malo —dije en un intento por animarnos, no quería hacer de nuestro último día juntos un recuerdo triste— puedes volver cada que haya vacaciones, ¿verdad? —alcé mi cabeza y lo miré directamente.

—Haré lo posible porque sea así. Lo prometo.

Ambos pusimos nuestra mejor sonrisa y acercamos nuestros labios para besarnos. Besando a un chico, ¡quién lo iba a decir!
Abrazados esperamos a que la lluvia cesara. Era una de esas ocasiones en que esperas pero no porque quieras que se llegue el momento, sino que lo haces porque así es como es.
Subimos al autobús y nuestras manos se entrelazaron durante el camino. No nos importó el riesgo de que alguien se diera cuenta, ni siquiera cuando bajamos del vehículo y continuamos tomados de la mano hasta llegar a la siguiente parada donde cada uno tomaría la ruta a su casa.

A mitad de la noche me di cuenta de que no le había pedido su número, su dirección, su correo, ¡nada! Estaba tan absorto que nunca noté que no tenía forma de contactarlo. Me puse en pie de un salto y fui a la habitación de mi tío a pedirle la dirección de Dimitry, cosa que por supuesto le cayó de sorpresa y más porque había tenido que despertarlo para pedírsela.

—Dake, no puedo darte información confidencial.

—¡Por favor! ¡Es urgente! Se va a primera hora y necesito decirle algo.

No fue sencillo convencerlo pero finalmente accedió y en medio de la noche terminamos yendo al instituto para conseguir la dirección. Una vez que me hizo jurar que nadie se enteraría de lo que acabábamos de hacer se fue a recuperar el sueño que le había interrumpido.
Tan pronto la mañana despuntó fui a esperar a que Dimitry saliera de su casa. De algún modo sentí que tocar a la puerta a tan temprana hora sería una descortesía para aquella familia. No pasó mucho tiempo para que la puerta se abriera por sí sola y los tres chicos con sus vestimentas de antaño salieran de la casa llevando una maleta cada uno. Di un gran respiro y me acerqué.

—Dakota, ¿qué haces aquí? —preguntó Dimitry sorprendido de verme.

—Vine a darte esto. Es mi número telefónico, mi correo y mi dirección, para que te comuniques conmigo. Hazlo de la forma que quieras pero hazlo, ¿sí? —a fin de cuentas no pude pedirle su información de contacto y terminé dándole yo la mía.

—Por supuesto. Gracias. Espera un momento —a toda prisa se acercó al auto y empezó a esculcar una de las maletas que había dentro hasta que encontró lo que buscaba, su libreta de dibujos. La hojeó rápidamente, arrancó un par de hojas y volvió a donde yo estaba— Toma, quiero que los tengas.

Eran retratos míos. —Son hermosos —dije estupefacto.

—Debo irme o si no perderé el vuelo.

—Claro. Ve con cuidado y no te olvides de mí —exclamé con una sonrisa.

—No lo haré. Llamaré y escribiré, y también te dibujaré a diario.

Y así lo vi alejarse en aquel auto que se llevaba una parte de mí con él. Miré de nuevo los retratos y sonreí ampliamente. Para mí no era sólo yo el que estaba plasmado en el papel, era también él, que había dejado impresa su esencia para recordarme que era correspondido y que volvería. Era su confirmación de que este no había sido sólo un amor de verano sino uno de verdad.

***

No fue hasta que estuve en el avión que saqué del bolsillo de mi chaleco la hoja de papel que Dakota me había ido a dar. La desdoblé y efectivamente, llevaba sus datos de contacto y una corta línea que se grabó en mi alma.

“Volvamos a encontrarnos. No dejemos que esto sea tan sólo un amor de verano.”


Estrujé su pequeña nota contra mi pecho y sonreí. “Tan pronto llegue a casa le llamaré, porque lo nuestro ya es un amor de verdad”.

Cap. 11 - Endulzando los vestidores

Continuación de Dimitry x Dake - Enamorados sin remedio

12 comentarios:

  1. OMG! nunca me imagine esta pareja, pero luego de leerla me he enamorado *^* Escribes tan lindo, enserio me he vuelto tu fan :D. Espero que algún día vuelvas a escribir una historia de ellos, ya que esta es hermosa. Un beso ^3^

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    1. Hola! Muchas gracias por leer y por tus lindísimas palabras, significa mucho para mí *^*
      Sí, tengo planeado escribir más de ellos próximamente, es una pareja que no sé ni cómo se me ocurrió jajaja pero que creo que tiene mucho potencial ^^

      Besos y abrazos!!
      ^3^

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  2. es cursi pero tierno TuT quiero la continuacion . Besos

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    1. jajaja sí, creo que en éste capítulo dejé que mi cursilería hiciera de las suyas! jiji pero me alegra ver que te gustó :)
      P.D. Ya hay continuación, espero te agrade :D

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  3. me hiciste llorar por la chucha! TT^TT

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    1. ¡Wow! Me alegra haber podido tocar tu corazón <3
      ¡Gracias por leer y comentar!

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  4. Owwwww *^* Dios, mujer TE AMO <3 Estuvo tan linda e interesante
    El hecho de qué Dake y Dimitry hicieran pareja, no me lo esperaba xD Pero a la vez me agrada qué los juntes. ^3^ Sigue así linda, adoro tú trabajo, tienes otra fan ;D
    Abrazos y Saludos~ ♥
    Atte: Anónimo :I (Seeu c:)

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    1. ¡Yay! ¡Mil gracias! ❤ Creo que esta es de las parejas más rarísimas que he juntado, pero por lo mismo son muy monos ^^.
      ¡Saludos y abrazotes! =D

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  5. Podrias hacer uno de DakexLys porfis x3 es q no encuentro de esa pareja desde el dia en q Dake estaba fastidiando a Lys en la playa y como frutilla del postre sandole a Su me quede con las ganas xDseria genial ver a Lyz de uke nunca vi esa faceta *.*

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    1. Sabes, ¡me encanta tu idea! ¡Dalo por hecho que haré un fic de Dake y Lys! =D

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  6. Casi lloro! ;--; es hermoso!

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