viernes, 21 de junio de 2013

ENDULZANDO LOS VESTIDORES [Viktor x Charlie][CDM][Yaoi]

Y aquí continúo con mi gusto por las parejas raras xP
Una vez más repito, no es necesario leer todo el fic de Secreto en los Vestidores, los capítulos están manejados por parejas, así que si leen este sin haber leído los demás de todos modos le van a entender jiji
Pues éste es el onceavo capítulo y toca el turno de Viktor y Charlie. Sí, Viktor del manga de Amour Sucré y Charlie del episodio de Pascua 2012 :D A decir verdad no sé gran cosa de ambos pero se supone que Viktor es amigo de la infancia de la Sucrette, le gusta viajar, tiene una moto y al parecer su padre es empresario. Y de Charlie, ps sólo sé que es un chocolatero, jiji.
Les dejo sus imágenes:
Charlie (no tiene orejas porque
en mi fic es un humano común
y corriente xP)
Viktor

























¡Bueno ps ya las dejo con el capítulo!

Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.


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Aquí vamos de nuevo, ¿cuántas veces tendré que repetirle que aquí de entre todos los lugares no es posible hacer eso? ¿Cuántas veces he de repetirle que no debe acercarse a mí dentro del instituto? Que sólo debe hablarme cuando sea absolutamente necesario, ante la menor sospecha podría perder mi empleo, ¡qué digo mi empleo! Podría perder la licencia de enseñanza si esto llegara  a oídos de la directora. Pero claro, ¡qué le va a importar a él!: es sólo un chiquillo jugando a ser adulto, y yo, yo soy un adulto jugando a ser chiquillo. ¿Qué podría ser más deleznable que un profesor dejándose seducir por su alumno?
Heme aquí, escondido en los vestidores, arrinconado contra la pared, apresado por sus brazos que se interponen a mi escape, aunque bien podría empujarlo y salir de allí sin problema alguno. Tomar el control de ése pelinegro que un buen día llegó al club de repostería sorprendiéndonos a todos. Su apariencia sencillamente no iba con aquella de alguien interesado en aprender repostería, iba más bien con aquella de alguien que tiene miras a ser un sofisticado hombre de negocios.


Viktor, sabes bien que no debemos hacerlo aquí —susurro suplicante, ¿para que desista o para incitarlo más? Ni yo mismo lo sé.

Vamos, no sería la primera vez —Es cierto, no sería la primera vez y seguramente tampoco la última. Podía leerlo en sus ojos avellanados. Le gustaba tomar el instituto como nuestro nido de amor, ¿acaso se había propuesto hacer que me despidieran? Yo, con mis diez años más de experiencia en el vivir me estaba dejando dominar por él.

Llegó durante el bloque de chocolatería, todavía recuerdo cómo al hacérsele trocadura su chocolate, gran parte de las alumnas se ofrecieron a compartirle del suyo e incluso a ayudarle en las siguientes clases. Pero fue a mí a quien buscó para ayudarle después de continuos intentos fallidos.

—En Japón el 14 de febrero se le dan chocolates a la persona que te gusta, durante mi tiempo allí le tomé afecto a esa costumbre. Pero temo que mis chocolates puedan astillarle un diente —me fue imposible no reír. Éste chico, habiendo viajado constantemente por diversos continentes y aprendido varios idiomas en el proceso era absolutamente incapaz de crear algo comestible. Ello sólo era natural, simplemente al verlo daba la impresión de ser el tipo de persona que en su vida pondría un pie en la cocina y mucho menos para preparar chocolates caseros, es más, en ocasiones así uno asumiría sin temor a errar que iría a alguna reconocida repostería y compraría los chocolates más caros quitándose del problema. Y sin embargo, allí estaba él usando un delantal y preocupado por preparar una golosina comestible.

Pusimos manos a la obra, ¿o debería decir que él puso manos a la obra? Pese a que quise ayudarlo con el procedimiento se negó rotundamente a que participara en algo más que en darle instrucciones y supervisarlo. Derritió el chocolate, lo revolvió y lo puso al fuego de nuevo, debía tomar la consistencia perfecta. Según me dijo la persona que le gustaba no era cualquier persona, tenía un gusto exigente en repostería y quería un chocolate que estuviera a su altura, sugerí uno que por fuera llevara chocolate macizo semiamargo y por dentro chocolate líquido, así lo primero que su lengua saborearía sería el delicioso amargor de la capa exterior disolviéndose en ella, luego su boca se vería embargada del espléndido dulzor que se esparciría con delicadeza intrusiva por su paladar. Verlo poner tanto esmero era reconfortante, son pocos los chicos de su edad que se interesan tanto en éste tipo de arte, porque sí, la cocina y más la repostería, es un arte. Un solo gramo de más o un grado de menos en la temperatura podría cambiar el sabor, la consistencia o la presentación del postre considerablemente y arruinar el esfuerzo de horas. Mientras lo observaba con detenimiento pude discernir cuál era su error: no tenía paciencia. Sus manos se movían con precisión y agilidad pero constantemente comenzaba a perder la regularidad con que batía la mezcla aumentando la intensidad buscando terminar más rápido. Tuve que dirigir sus movimientos con mis propias manos, mostrarle que no se trataba de apresurarse, sino de tomarse su tiempo, y dejar que los sabores y los ingredientes se asentaran, se trataba de una búsqueda de la perfección hallada únicamente en la espera. En sus ojos pasó un rápido destello de entendimiento, del tipo que se tiene al haber recibido un gran consejo o al haber comprendido algo que lleva tiempo causando inquietud.
Cuando finalmente estuvieron listos me insistió que probara uno, me rehusé al principio porque de ése modo sería como transgredir los sentimientos que iban dirigidos a alguien más, sin embargo él no aceptó un no por respuesta y terminé tomando uno de los chocolates. Tenían la consistencia perfecta, al morderlo, el chocolate líquido con un ligero espesor se desbordaba sin derramarse, sólo lo suficiente para invitarte a comer la otra mitad; dentro de la boca el amargor del chocolate macizo y el dulzor del líquido se mezclaban dando un inigualable placer a las papilas incapaces de discriminar ya entre ambos sabores.

Sentí su dedo índice rozar mi labio inferior para luego llevarlo a su boca y probarlo —Mmm… delicioso. —Yo estaba aturdido, acababa de limpiar los rastros de chocolate que habían quedado en mi boca y luego los había ¿lamido? ¿Por qué haría algo así? En sus labios advertí una sonrisa, ¿le causaba gracia gastarle ése tipo de bromas a sus profesores? ¡Tan serio que se veía! Sin decir más coloqué los chocolates en la caja que Viktor había llevado y se la entregué. Quería irme lo más pronto de allí.

Son suyos. —dijo rechazado la caja que le ofrecía.

—¿Pero qué dices?

Dije que son suyos. —debió habérseme ido totalmente el color, sentí cómo un frío me recorrió de pies a cabeza, ¿no eran para la persona que le gustaba? —usted es quien me gusta, profesor.

No sé qué te estás pensando, pero esto no tiene ninguna gracia —reclamé clavando los dedos en la caja que estaba sosteniendo. Esto era inaudito. ¿Se creía que podía burlarse de mí?

Estoy hablando muy en serio, pero supongo que esto es demasiado abrupto así que seré paciente y le daré tiempo para asimilarlo —dióse la vuelta, tomó su mochila y salió del aula así, sin decir más.

Miré la caja que aún estaba en mis manos y ganas no me faltaron de tirarla a la basura, yo pensando que se trataba de un joven serio y esmerado y todo había resultado en una mala broma. Pero mi amor y profundo respeto por la repostería no me permitieron hacer tal cosa y a regañadientes la metí en mi maletín y volví a mi casa.

Oprimido contra el muro, diciéndole a media voz que se detenga. Mi petición ignorada; para bien de mis sentidos; para mal de mi ética profesional. Recuerdo cómo después del episodio de los chocolates continuó asistiendo a la clase como si nada, lanzándome miradas furtivas que grado a grado derretían mi juicio, colocando en mi escritorio “anónimas” cajas llenas de dulces que gramo a gramo fueron endulzando su nombre en mis labios, murmurando reiteradas insinuaciones al pasar que centímetro a centímetro confitaron mi corazón, hasta terminar ambos sobre la mesa de trabajo un día después de clases; olvidándonos de insuficientes degustaciones: devorándonos de un bocado. Consumiéndonos en una pasión que no debería tener lugar, que no debería siquiera existir en el pensamiento. Profesor y alumno, alumno y profesor, cayendo en el eterno tabú, haciendo suya la institución, besándose a hurtadillas en los pasillos, mirándose de reojo a cada instante, escondiéndose en los vestidores para compartir más que un roce de labios. Aguzando el oído para separarnos al menor sonido. ¡Cómo fui a perder la compostura de ésta manera! A mis casi treinta años yazco víctima de la pasión que un joven de apenas diecialgo despertó en mí.
Marcados por un capricho de juventud, condenados por la debilidad de un profesor cuyo deber era resistir lo irresistible, y, unidos por la falta de voluntad para ponerle fin a este romance que una vez acontecido así debió quedarse; como un acontecimiento extraordinario, irrepetible.


Mordiendo el lóbulo de mi oreja mientras me sostiene, recitando mi nombre apenas en un suspiro que cimbra mi cerebro: “Charli”. ¿En qué clase de aprieto nos estamos metiendo? ¿En qué va a desembocar esta locura escolar? ¡Todo es incierto! Menos éste insoportable deseo que nos consume a besos y caricias, endulzando los vestidores con su aliento que se posesiona de mi nombre, con mi agitada respiración que responde a su llamado, con el encuentro de nuestros cuerpos magnetizados…

Cap. 12: Solos en los vestidores

2 comentarios:

  1. Fani
    suzumiya, esto es genial, me enamore de tu escrito, es muy entretenido y ademas es muy original, debiste ponerles otros nombres por que de corazon de melon solo tienen eso.
    ¿Este mismo tiene continuacion?
    Ten por seguro que lo haria un manga si pudiera, es una buena historia que difinitivamente lo vale.
    Gracias por tu trabajo, siempre es entretenido.

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    Respuestas
    1. Hola Fani! ^^
      ¡Qué linda! No sabes lo mucho que significa para mí que digas eso *^*
      Aún no tiene continuación, pero sí planeo hacer al menos un capítulo más de ésta pareja :)
      Gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar ❤

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