MI AMADO [Castiel x Kentin][CDM][Yaoi][+18]

Bueno, pues aquí está una especie de poema que escribí acerca de Castiel y Kentin. En mi cabeza ellos dos tienen una relación desde hace algún tiempo, jajaja, y el otro día que andaba inspirada escribí esto. Debo advertirles que puede ser un poco confuso porque está escrito al estilo Drama CD (sí, estoy obsesionada con los otome drama cd's, jajaja). Está narrado desde la perspectiva de Castiel. Y bueno para que no se pierdan tanto les comento que los diálogos de Kentin los he puesto en cursiva, los de Castiel están entre comillas y el resto serían los pensamientos/reflexiones/comentarios del pelirrojo.

Advertencia: Contiene escenas un tanto explícitas por ello en el título le he puesto +18, así que lean bajo su propio riesgo ;)

Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.

*********************************

Ropa militar tirada en el suelo,

cabello castaño sobre la almohada,

dulce aliento rozando mi nariz;

párpados alzándose pesadamente,

descubriendo el salvaje y despierto bosque

anhelante de apoderarse de mi alma;

¡Y diablos! ¡Lo está haciendo bien!

Labios, curvándose, diciéndome que estás tan feliz como yo;

me río por lo bajo.

Te ves tan aniñado cuando sonríes.

“Tu cabello, pareciera que arde en llamas, me gusta.”

Y TÚ me gustas a mí.

Suavemente beso:

tu frente primero,

tus ojos siempre listos luego,

la punta de tu nariz después,

y tu ovalado mentón al último.

“¿Que soy malo, dices?

¿Por qué?

No hagas pucheros, dime.

¿Porque me salté tus labios?

Me temo”, amor, “que no tengo ganas de besar hoy.”

¿No se da cuenta que entre más pucheros hace más ganas me dan de jugar con él?

“Aunque, más bien estoy de humor para ser besado.

Sí, eso es, sonrójate.

Te hace ver más lindo.

No te cubras con las sábanas.

¿Vergonzoso? Sólo dije la verdad.

Oh, ya veo…

Esta es tu forma de invitarme a ir debajo de las sábanas,

¿cierto?

Tan temprano en la mañana;

eres un chico travieso.

Es lo que me gusta de ti.”

Las sábanas hacen ruido mientras me deslizo.

“Tu rostro aún está rojo, sabes.”

De nuevo me río para mí.

“Por supuesto que no es lo único que me gusta,

¿no te has visto en un espejo?

¿Entonces bésame, dices?

¿No acabo de decir que no tengo ganas de besar?

Al menos no en la boca.

Jaja, me temo que ahora no puedes ocultar tu lindo rostro.”

Y beso…

“Oh, tus bonitos, bonitos pezones,

parecen felices,

hagámoslos más felices aún.

No te contengas, deja salir tu voz.

¿Actuando tan tímido después de que tú mismo lo pediste?

No, no hagas eso, no te cubras la cara con las manos.

Quiero verte sonrojándote; quiero ver tu mirada indecente.

¿No quieres que te vea?

Oh, tú, mi pequeño pillo.

Ya veo lo que te propones.

Está bien, no me molesta besarte más abajo.

Sí, así es.

Siempre te aferras a mi cabello cuando lo hago.

¡Vaya! ¿Por qué no lo dijiste antes?

¡Ya estás así de duro!

Mmm… ¡riquísimo!”

Arriba y abajo, arriba y abajo,

rítmicamente, mi cabeza se mueve.

Podría sentir tu calor dentro de mi boca por siempre;

podría jugar mi lengua alrededor de tu pulsante e hinchado miembro por siempre.

Tus manos están ahora en mi cabello,

alzo la vista;

realmente lo estás disfrutando, ¿no es así?

Mi dulce, dulce cariño.

Sí, eres mi cariño.

Incluso si nunca lo digo en voz alta,

eres mi cariño, mi amor,

mi querido chico, mi adorable compañero,

MI PRECIADO AMANTE.

Mírate; estás en tu límite, ¿no es así?

~No dejes que nadie más te vea así~

Una frase tan cliché,

y sin embargo, es exactamente lo que siento.

Tus suaves quejidos como una sinfonía,

la única que quiero escuchar ya.

Mi boca ahora está llena de ti,

trago lentamente, sintiendo como resbala por mi garganta.

Delicioso.

Guardo un poco y por fin te beso en los labios.

Abres la boca,

y comparto mi banquete contigo.

“¿Verdad que eres riquísimo?”

Lo tragas todo;

tan erótico:

bebiendo tus propios fluidos.

“Di que me quieres”,

dices a media voz.

“Trazando mi espalda con esos juguetones dedos tuyos,

¿Acaso quieres que lo haga hasta el final?”

“Puede ser…”

Tus dedos siguen trazando hacia abajo y más abajo,

hasta alcanzar mi trasero,

“¿Quieres tocarme como yo te toco a ti?”

Asientes lujuriosamente.

Con la punta de los dedos localizas el lugar

por donde siempre me introduzco.

“¿Quieres meterlos?”

“Quiero sentir lo que tu sientes”

“Despacio”, amor, “despacio.

Eso es.”

“Se siente cálido y apretado.

Es muy agradable.”

Mira esa cara feliz,

¡cómo podría decirle que no!

Vas a ser mi ruina.

“Vaya, mira lo que has hecho,

nos has puesto duros a ambos.

¿Qué vamos a hacer?”

Tú eres el que ríe ahora.

Deslizas tus dedos fuera de mí.

“Di que me quieres, Castiel, di que me quieres;

fuerte y claro.”                               

“Te estás volviendo bastante ambicioso.”

Lames los dedos que acabas de sacarme.

“De verdad eres un chico lascivo.”

Levantando tus caderas sin ninguna resistencia de tu parte,

te preparo para que recibas mi erección.

                             “Te”,

meto la punta de mi pene, tus cejas se fruncen.

“Lo quieres adentro por completo, ¿verdad?”

Muerdes tu mano, anhelante.

                             “quie…”,

ya estoy a la mitad del camino.

“Dilo, di que lo quieres todo adentro.

¿Venganza, dices?

No, amor mío, es sólo balance.”

Tus ojos se abren en sorpresa,

es la primera vez que te llamo así.

"Mételo todo", susurras.

                              “ro”.

Y finalmente estoy dentro de ti;

mi amado.