Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.
**************************************
"Quiero sentir tus labios. Vamos no seas
tímido. ¿No ves como tiemblan de las ganas de besarte?” Sabía que Lysandro
nunca lo haría por sí mismo, así que sin más tiempo que perder me abalancé
sobre de él e incapaz de contenerme, a la primera oportunidad mi lengua se
abrió paso para reunirse con la del albino, que comenzaba a dejarse llevar,
deslizando sus dedos suavemente entre mi cabello azul. “Lysandro, quiero
sentir más de ti”, le dije en un susurro, clavando mis ojos fucsia en las
impares piedras preciosas que los miraban de vuelta. “Alexy”, musitó con sensual y comedida voz. ¡Qué melódico hacía sonar mi nombre, casi como un
canto!
“Alexy”…
“Alexy”…
“Ale…”
—xy… ¡Hey, Alexy! ¡Despierta o llegaremos
tarde de nuevo! —exclamó Armin dándome una mirada severa, como si nunca
hubiésemos llegado tarde porque se quedó dormido después de desvelarse jugando
toda la noche.
—Ya voy, ya voy —dije al fin, recorriendo la
habitación con la mirada, negándome a creer que mi encuentro con Lys había sido
sólo un sueño. Los penetrantes ojos azules de mi hermano se entrecerraron
amenazantes. Estaba especialmente de mal humor. Quizá el hecho de que el sol
brillara a todo lo que daba tuviera algo que ver.
Armin no abandonó mi cuarto hasta no verme saltar fuera de
la cama y asegurarse de que me preparara
para la escuela.
Todo el camino me la pasé callado, perdido en mis
pensamientos que revoloteaban alrededor
de una sola persona… Y, como si aparecer
en mi sueño no le fuera suficiente para asegurarse de seguir en mi cabeza por
el resto del día, lo primero que me encuentro cuando llego al instituto es a
Lysandro merodeando los pasillos, luciendo su elegante figura al pasar.
“Quiero sentir más de ti”, ¿por qué tuve que
ser despertado en ese preciso instante? Cuando probablemente iba a poder sentir
su piel de nuevo, pero en mayor extensión y con mayor libertad. Aunque fuera
únicamente un sueño, me hubiese gustado sentir su piel contra mi piel…
—Alexy, —esta vez sí era su voz la que me
llamaba— Armin.
—¡Hola, Lys! —exclamé mostrándole
mi mejor sonrisa, pero su reacción no fue muy alentadora.
—¿Lys?, —repitió arqueando una
ceja— preferiría que no me llamaras así.
—¡Oh! Claro, disculpa —respondí
nervioso. Nunca me había sido tan difícil tratar con un chico como me estaba
siendo tratar con él. No tenía idea de qué hacer o qué decir, o más bien, de
qué NO decir y que NO hacer para agradarle. “Me pregunto cómo le hizo ése
dichoso Castiel”.
—De cualquier modo, ¿no has visto un
cuaderno por los alrededores?
—No. Lo siento. Pero si lo veo, de inmediato
te aviso.
—Gracias —en seguida siguió su camino, no
sin antes esbozar una cálida sonrisa que incentivó mi imaginación, podía
visualizarlo perfectamente rodeando mi espalda con su delineado brazo y
subiéndome poco a poco la playera con su mano libre, trazando las líneas de mi
abdomen con las puntas de sus dedos mientras nuestros labios jugaban entre
ellos…
—Hey, no te quedes ahí parado. El chico ya
se fue, o qué ¿quieres quedarte a respirar el aroma que dejó en el aire?
—comentó sarcásticamente mi gemelo, sin despegar los ojos de la consola. Con el
humor que se cargaba ése día, poco le faltaba para emanar un aura maligna como
en sus videojuegos.
Sacudí ligeramente la cabeza como si los pensamientos que
tenía fueran a salir de mi mente sólo por hacer eso— Armin, si ves una libreta
por ahí botada me la das de inmediato —inmutable, él continuó como si no
hubiera dicho nada— ¿Me escuchaste? Es realmente importante. ¡Armin! —hice un
pequeño puchero. Siempre me salía lo infantil cuando de mi hermano se trataba,
aunque ésa técnica de los berrinches había dejado de funcionar hace mucho con
él.
—Sí, claro, libreta —fue lo mejor que pude
conseguir como respuesta.
Cuando me disponía a reclamarle su desconsideración, un
chasquido, “Tsk”, me hizo desviar mi atención. Era Castiel. Recientemente había
agarrado la maña de chasquear la lengua cada vez que me veía. No entendía por
qué. Nuestra relación había sido de mutua indiferencia hasta ése día en que me
lanzó una mirada asesina a la salida de los vestidores. “Mmm… pero lo único fuera
de lo normal que hice aquél día fue tocar el tatuaje de… espera, podría ser
que… ¿¡está celoso!? ¡Nah! ¡Qué va! ¡Imposible!” me dije riendo. Armin me miró
de reojo, aunque ya estaba acostumbrado a que siempre me anduviera riendo solo
con mis pensamientos, no dejaba de incomodarle, lo cual sólo provocaba que me
riera aún más.
Nunca había sido fan de la clase de Educación Física, sin
embargo, esta vez la esperé con ansias,
incluso realicé todas las prácticas con un montón de energía, como si el
echarle ganas fuera a apresurar el tiempo.
Una vez terminadas las actividades me fui directo a los
vestidores y esperé a que la refinada figura de cabello blanco entrara a la
habitación. Armin, por otro lado, cansado de esperar me dejó a mi suerte.
Después de un rato de hacer tiempo pretendiendo que no encontraba mis cosas
para que ninguno de los otros chicos sospechara nada, finalmente apareció
Lysandro en compañía de Castiel, quien inesperadamente en vez de lanzarme una
mirada de fastidio, me miró y torció sus labios en una sonrisa burlona. “Ok,
ahora estoy oficialmente confundido”. Comencé a desvestirme, dándole
discretamente una ojeada al apuesto albino. Era una verdadera suerte que
nuestras casillas no estuvieran tan separadas la una de la otra. Comenzó a desdoblar
su ropa y luego se quitó la camisa. Era una visión en exceso estimulante; me
estaba seduciendo y ni siquiera se percataba de ello. El recato de sus
movimientos en armonía con la impasibilidad de su rostro era abrumador. Sin
embargo, cuando me dio la espalda, algo que rasgó el ensoñador cuadro que se
pintaba a sí mismo saltó ante mis ojos, era algo que sobresalía descaradamente:
una pequeña pero intensa marca roja en la parte
trasera de su cuello. “¿Es acaso…? Entonces, ¿tiene novia? ¿Por eso se
ha reído el pelirrojo al verme? Pero… ¿cómo sabía él lo que tenía su amigo en
el cuello? El tipo de ropa que usa esconde el chupete al 100% y apuesto que
Lysandro no es de los que va por la vida contando sus intimidades, tendría que
haberlo visto sin camisa…”. Era inútil seguir dándole vueltas al asunto en ese
momento, así que me espabilé y me vestí con rapidez, de algún modo, el ver eso
me había conmocionado, era como si alguien le hubiera dado un puñetazo a mi
ilusión.
—Mejor te ayudo o no saldremos de aquí jamás
—le dijo Castiel a Lys. Él se había mudado de ropa en un pestañeo y ahora sólo
esperaba por el albino. Caminó en dirección a éste, no sin antes echarme otra
de sus risitas burlonas. “¿Qué está pasando aquí?”, me pregunté desorientado.
El pelirrojo se colocó frente a él y comenzó a abotonarle la camisa, un gesto
bastante extraño entre dos hombres, miré a mí alrededor y ya únicamente
quedábamos nosotros tres. Repentinamente se acercó a su oído y mirándome
fijamente le susurró algo que turbó al albino por una fracción de segundo. Mis
pies como por inercia se movieron y cuando me di cuenta ya estaba yo afuera de
los vestidores. Después, no pude evitar sentir que debí haberme quedado a ver
que se traía Castiel entre manos, pero… tampoco estaba tan seguro de querer
averiguarlo.
—¿Por fin terminaste de acosar al
chico de ojos raros? —exclamó Armin, que me estaba esperando en el pasillo
principal.
—No lo acoso. Sólo lo observo —corregí un
poco molesto, no con mi hermano, sino con lo que acababa de presenciar.
—¡Cómo sea! ¡Toma! —me arrojó una
libreta con apariencia de valiosa antigüedad.
—¿Qué es esto?
—La libreta por la que llorabas —contestó
con esa sonrisa maliciosa que tan bien le iba.
—¡Wow! ¡Eres súper, Armin! —me
abalancé sobre de él, abrazándolo y dándole un gran beso en la mejilla —¿Cómo
la has conseguido?
—Una chica me la ha dado. Cuando la hojeó y
vio que sólo había canciones y versos en ella, le dije que yo sabía a quién
pertenecía y que la devolvería a su propietario.
—¡Y me las has dado a mí! ¡En
verdad, mil gracias! —tenía aferrada la libreta contra mi pecho, como si fuera
mi propio diario ultra confidencial.
Había escuchado decir a algunas de las chicas que Lysandro
se enfurecía si husmeabas en su privacidad y ello incluía su legendario
cuaderno. “Sin embargo, no tiene por qué enterarse”. La tentación era demasiado
grande, además quizá con su contenido pudiera acomodar las piezas de lo que
sucedía.
Me escabullí a las escaleras que subían a la azotea y me
senté allí a leer la libreta que como caída del cielo había llegado a mis manos
“Ni siquiera tuve que buscarla. ¡Qué suerte!”. Con cautela abrí el cuaderno,
pasando por las hojas como si con un
movimiento brusco fueran a deshacerse en mis manos. Todas eran canciones
de amor. Sin embargo no eran a una persona en específico, podía decirlo por la
forma en que cada una era expresada, no era un sólo amor el que yacía plasmado
en esas páginas, eran muchos amores, de distintas intensidades, de distintas
naturalezas. “Probablemente sólo sean producto de su creatividad e
inspiración”. No obstante, las últimas canciones escritas tenían una esencia
distinta, parecían más… más… ¿cuál sería la expresión?, ¿más cálidas?, más…
pasionales. Una en específico llamó mi atención.
“Rojas llamas”… “el humo de tus ojos”… “insolente boca”… “quizá esté siendo
paranoico, pero hay alguien a quien le viene como guante esa descripción, o al
menos eso creo, nunca me he fijado a detalle en el color de ojos de Castiel,
pero si no me equivoco deben ser grises”. Ahora que había leído, no, no leído,
¡devorado! todas las canciones y versos, me sentía todavía más intranquilo que antes.
“El chico malo del instituto y el chico excéntrico y misterioso, ¿saliendo?
¡Debe ser una broma!”. Me puse de pie en un brinco y bajé a ver si Lysandro
seguía en los alrededores, no tenía ganas de quedarme con la libreta por más tiempo, si me la llevaba a
casa seguro no pararía de leerla y releerla hasta el punto de hallar inclusive
teorías de conspiración en ella.
—Te ayudaría a buscar pero tengo otras cosas
que hacer hoy —era la voz de Castiel. Me detuve a mitad de la escalera y me
agaché cubriéndome con el muro que hacía de pasamanos.
—Está bien. Seguro la encuentro pronto —esa
definitivamente era la voz de Lys, y definitivamente estaban hablando del
cuaderno que llevaba conmigo. Me aventuré a asomar mi rostro lo suficiente para
poder verlos sin ser visto.
Castiel ya se había dado la vuelta y avanzaba en dirección a
la salida cuando se giró precipitadamente de regreso y en un arrebato
tomó a su amigo por la nuca jalándolo hacia él, dándole un impulsivo y corto
beso.
—Tenía que hacerlo o no dormirías en paz
—dijo en tono de broma.
Lysandro sonrió y en el mismo tono que Castiel, exclamó —¡Qué
considerado!
—¡Contigo siempre! —continuó,
jugando. Se dio la vuelta nuevamente, y mientras caminaba le hizo un ademán de
despedida con la mano al albino, que siguió parado mirando su espalda alejarse
hasta que dio vuelta al pasillo principal y se perdió de vista.
Di un gran respiro y como si no acabara de sufrir una gran
desilusión, puse mi mejor sonrisa —¡Lysandro! Qué bueno que aún te encuentro.
—Alexy, ¿qué sucede? —lucía absolutamente
sereno, como de costumbre.
—He encontrado tu libreta —exclamé
ofreciéndosela.
Su expresión se suavizó un poco cuando la vio, y tal y como
me habían dicho, su semblante se oscureció cuando me preguntó si la había
leído, por supuesto lo negué; su rostro de nuevo se suavizó y con una sutil
sonrisa me agradeció, para de inmediato despedirse. “Vaya, qué fiasco me he
llevado. De haber sabido que esos dos estaban juntos… Bueno, qué más da, no es
el único chico lindo del instituto, sólo es cuestión de mirar bien cuando esté
en los vestidores, que yo me encargo de convertirlos en 'los vestidores del
amor’”.
Me ha encantando y la canción o poema también,es realmente genial. *^*
ResponderBorrar*^* Me da mucho gusto!! en serio!! Di mi mayor esfuerzo para escribir un poema/canción al estilo Lysandro! jiji.
BorrarBesooo
Wow muy bueno! *-* me gusto mucho!!
ResponderBorrar¡¡Muchas gracias!! Me alegra que te gustara \(^o^)/
Borrar¡Un saludo y un gran abrazo!
No le había prestado mucha atención a esta historia y realmente lloré! Alexy! Fue horrible! ;A; pero la trama y lo demás muy buena Suzumiya-sama :3 lo bueno es que ahora tiene a Nath ö~ :33
ResponderBorrarAwww, ¡¡muchas gracias!! Y síiii, lo bueno que ya tiene a Nath, además hacer una pareja RE-tierna :3
Borrar