Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, pertenecen enteramente a su creadora ChiNoMiko.
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Al principio fue el militar, sí, el recién llegado con
actitud de rudo, el que llamó mi atención.
Músculos discretos pero definidos, clavículas tentadoras,
cabello castaño alborotado, ojos intensamente verdes, realmente prometedor.
Además, el atuendo militar le sienta de maravilla, le da un toque de
sensualidad que mis exigentes gustos no pueden ignorar. “Es totalmente mi tipo:
‘Una belleza tradicional’”, pensé al verlo por vez primera, “pero no será fácil
acercarme con tanta chica revoloteando a su alrededor… no importa,
definitivamente encontraré la manera de hacerlo”. Podía visualizarme abriéndome
paso hacia él para tentar el terreno, calcular las probabilidades y finalmente
hacer lo que tanto me gusta: buscar la más mínima e imperceptible grieta en su
heterosexualidad e introducirme poco a poco a través de ella hasta haberle
seducido a mis brazos por completo: La perfecta estrategia. Con esto no quiero
decir que me considero un ‘homme fatale’, irresistible e ineludiblemente
seductor que gusta de tontear con cualquier chico guapo que baja la guardia.
No, no, no, no soy tan frívolo. Pero, si quiero algo y ése algo está a mi
alcance ¿por qué no he de estirar mi brazo y tomarlo?
No obstante, al parecer no me conozco tan bien como creía y
mi premonición fue totalmente errada. Mis ojos pasaron totalmente de
encontrarse con los verdes ojos del castaño. En cambio, buscaban incesantes la
disparidad, o, más bien, el perfecto balance del ámbar y el esmeralda de los
ojos de cierto chico, que a decir por su atuendo y su forma de expresarse bien
podría haber viajado del pasado hasta nuestra época.
Fue después de la clase de Educación Física, estando en los
vestidores, que mi atención fue desviada del chico nuevo a aquél de cabello
blanco.
Armin y yo estábamos cerca del espejo cambiándonos cuando
llegó Lysandro a mudarse el chándal. La verdad es que no le prestamos la menor
atención y no tardamos en terminar nosotros. Como siempre, yo, el eterno
preocupado por su apariencia, me giré hacia el espejo para comprobar que todo
estuviera en su lugar; mi trigueño gemelo se mantenía de pie detrás de mí, con
los brazos cruzados, esperando impaciente a que terminara de acomodarme. Fue
entonces, que de reojo vimos en el reflejo una enorme “mancha negra” justo
debajo de la base del cuello del albino. En sincronía giramos sobre nuestros
talones y nos percatamos de que esa “mancha” que acabábamos de ver era en
realidad un elaborado tatuaje.
—Te veo afuera —le dijo el pelirrojo, que también se
encontraba allí, a Lysandro, dirigiéndose a la salida.
En el momento en que el albino se disponía a ponerse una
prenda completamente obsoleta, una especie de fajilla me parece, como por
inercia grité —Espera —tomando a los presentes por sorpresa— ¿Me dejas verlo de
cerca? —le dije a Lys, que se había girado ligeramente hacia mi dirección— tu
tatuaje, ¿me dejas verlo?
—En realidad no hay mucho que ver, no tiene nada de
extraordinario, pero si así lo deseas, adelante.
No tuvo que decírmelo dos veces para que yo estuviera ya
allí a escasos centímetros de distancia contemplando su tatuaje y de paso,
apreciando su amplia y torneada espalda. Por un momento ya no supe si lo que me
tenía fascinado era su tatuaje o la forma en que sus encantadoramente
esculpidos omóplatos lo enmarcaban. Sin siquiera pensarlo, estiré mi mano y con
la yema de los dedos tracé suavemente las líneas del tatuaje.
No me hubiera percatado de que Castiel había permanecido
allí observando la escena, de no haber sido porque escuché a alguien chasquear
la lengua en señal de fastidio, instintivamente retiré mi mano de la espalda
del albino y voltee a ver quién era el que había arruinado mi mágico momento.
—No te tardes. Tenemos cosas que hacer —exclamó el pelirrojo
con tono molesto, retomando su camino hacia el exterior de los vestidores.
A decir verdad, a Lysandro tampoco parecía haberle agradado
mi atrevimiento. —¿Puedo vestirme ya?
—Ah, ¡claro! —contesté sonriendo— Disculpa. Es que es
realmente hermoso el trabajo que hicieron en tu espalda. Por cierto, creo que
no me he presentado como es debido. Soy Alexy, mucho gusto —dije ofreciéndole
la mano.
El albino, todavía sin camisa, se giró para quedar de frente
a mí y me estrechó la mano. Fue allí cuando reparé en la peculiar belleza de
sus ojos bicolor. —Mucho gusto Alexy. Yo soy Lysandro.
Después de eso, mi hermano completamente impacientado me
urgió para irnos. Tenía un juego que continuar y el psp estaba en los
casilleros del instituto.
—¿Has visto sus ojos? —le pregunté una vez estando fuera.
—No en particular, ¿por qué? ¿Qué tenían? —respondió
distraídamente.
—¡Son de colores distintos! Uno es color ámbar y el otro es
color esmeralda. Son como piedras preciosas en busca del equilibrio perfecto
—Armin se limitó a contestar con un monótono “ya veo”. Era comprensible, ya que
lo único capaz de despertar su interés eran los videojuegos, sin contar que mi
hermano no tenía el más remoto interés en aquellos de su mismo género.
Al salir del gimnasio vi a Castiel, quien como siempre,
estaba en el patio recargado a la sombra de un árbol. “¿Es que este chico nunca
tiene clase?”, fue lo primero que cruzó mi mente al verlo. Sus agudos ojos
grises nos miraron a mi hermano y a mí con un cierto toque de desdén, mientras
cruzábamos la plazuela para entrar al instituto. Aunque llevábamos poco tiempo
de haber llegado, estaba bien enterado de la reputación de chico malo que tenía
el pelirrojo, y pese a esto, no dejó de causarme extrañeza el que nos mirara
así de buenas a primeras. “Esto comienza a darme mala espina”.
Como no me gusta darle muchas vueltas a una misma cosa, me
olvidé de la extraña conducta del amigo de Lys, y en cambio, aprovechando mi
buena relación con las chicas realicé una pequeña investigación acerca del
reservado albino, quien parecía abrirse solamente con el pelirrojo, dado que
nadie pudo darme mucha información de él. Al parecer se le veía hablar con
cierta frecuencia con Rosalya, la guapa chica de cabellos blancos, porque ella
mantenía una relación con el hermano mayor de Lys. Ninguna estaba realmente
segura de que no tuviera una novia fuera de la escuela, pero según escuché de
una de mis compañeras, formaba parte de una banda junto con Castiel. Me
sorprendió el enterarme de que el albino fuera el vocalista, no porque su voz
fuera asonante, sino porque la había encontrado un tanto inexpresiva. Y por si
la curiosidad de escucharlo cantar no fuese suficiente para incentivar mi
interés, me vine a enterar de que él también era quien se encargaba de las
letras de las canciones. “Me pregunto si me dejaría echarle un ojo a alguna”,
me dije recargando mi mejilla en la palma de mi mano, sentado en el pupitre
pretendiendo prestar atención a las aburridas clases, ¡cómo si no tuviera
mejores cosas en qué pensar! Lysandro, por ejemplo.
CÓMO QUE NO HAY COMENTARIOS!? POR DIOS
ResponderBorrarAlexy es un lanzado(?) Me cae tan bien kdjvd Ya terminaste esto pero voy a comentar cada uno,
Jajaja, creo que se los reservaron para lo continuación(?)
Borrar¡Gracias! ¡Espero te guste! >w<